Al perderte me hiciste amante de tu vestido de novia
Por la desesperación de no soportar tu ausencia
Me enamoré de algo inanimado, pero fue maravilloso.
Por no aceptar la realidad hice algo que no me arrepentiré jamás
Quise arreglar nuestro aposento como si llegaras en ese instante,
Preparando todos los detalles de nuestro nidito de amor,
Descolgué el teléfono, me despoje de mis ropas.
Arreglé la cama con las sábanas de raso de seda princesa que utilizamos en nuestra noche de bodas,
Me dí un baño con tu jabón de leche y tu perfume de burbujas.
Tu coordinado de encaje me lo puse para sentirte en mi
El negligé de chifon de seda que amas me lo puse para sentirme abrazada por ti.
Me contemplé en el espejo y me enamoré de tus prendas, acaricié delicadamente mis partes íntimas con las telas y aprecié la delicia maravillosa de la seda muy semejante a tus caricias cuando me hacías el amor .
Saqué la botella de vino y serví dos copas para sentir que estabas conmigo.
Tu perfume preferido me lo puse en mis zonas intimas
Saqué del armario nuestros hermosos vestidos de novia con que nos casamos, me puse el mío y el tuyo lo puse frente a mi , el tuyo aún guardaba tus bellos perfumes, tomé algunos sorbos de vino y abracé tu vestido lo becé y empecé a bailar con él, el sonido de la seda de los dos vestidos me sedujeron, empecé a acariciar las hermosas telas de tu vestido y al igual que el negligé me enamoré de tu hermoso traje de novia.
Para sentir más íntimamente las sedas de tu vestido me despojé del mio, y desnuda completamente me puse el tuyo.
Me empecé a frotarme el vestido contra mi cuerpo para sentir y regocijarme de sus telas, así recordar como tu cuerpo sedoso se ennovia con el mío, mi excitación se incrementaba devastadoramente, hasta que llegó el primer orgasmo no importando que se humedeciera tu vestido por dentro o que corriera mi liquido de amor sobre la falda confeccionada de hermoso raso satinado .
Enloquecida y enamorada de tu vestido lo coloqué dentro de nuestras hermosas sábanas de raso. Yo, desnuda también me metí al lado de tu hermosa prenda.
Con mi mano acariciaba los preciosos bordados del corsé que hacian juego maravilloso con el raso satinado, su belleza la identificaba con tu hermoso rostro angelical que poseías, sus deliciosas telas me seducía aún mas, la falda del vestido la metí entre mis piernas para sentir la bella sedosidad de la tela.
Mis sentidos se agudizaron al extremo
Sentía una enorme atracción por el vestido.
Causándome tuna excitación extrema
lo acaricié, tallé sus delicadas telas a mi piel desnuda.
La textura sedosa me recordaba tu piel deliciosa y encantadora,
enloquesí pasionalmente porque sentí la misma exquisitez,
Sin frenarme proseguí mi locura
de hacerle el amor a tu vestido de novia.
Enredada entre sus telas, sentí estar en el cielo
De pronto, cambiaron los papeles,
¡ sentía que el vestido se posesionaba de mí !,
las lindas telas como si tuvieran vida se introducían en lo más intimo de mí feminidad, sentía como la seda fría patinaba dentro de mis paredes vaginales hasta llegar al punto de mas placer,
En ese momento exploté de un placer jamás sentido por mi sexualidad rresolviéndose en un prolongadísimo orgasmo enloquecedor, que me hizo gritar hasta quedar afónica.
Lo hermoso fue cuando sentí que mi líquido de amor se desparramaba sobre las divinas telas del vestido haciéndolas mucho más sedosas.
Proseguí este acto de amor fetichista, no recuerdo cuantos divinos orgasmos tuve, pero no quería acabar, no quería que amneciera,
Pero finalmente llegó el alba y exhausta me quedé dormida y totalmente complacida abracé frenéticamente el vestido.
Despues de este peculiar y desenfrenado acto de amor fetichista, puedo decir que encarnada en ese vestido de novia
Tu llegaste a hacerme el amor.
A partir de entonces me gustó hacer el amor con todos los vestidos de novia confeccionados con sedas y satines, aunque cuestan muy caros hago sacrificios para comprármelos, ya tengo una colección de 30 hermosos atuendos.
Los amo porque en ellos siempre estas presente, convirtiéndome en una fetichista muy especial.
Me dicen que soy una depravada sexual al tener como amantes mis vestidos de novia, pero nadie sabe que detrás de ellos hay una mujer que seguiré amando aunque nunca la vuelva a ver.
Autora. Leslyna la que ama las sedas
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