De un hilo pendía
la fe que acongojaba mi corazón
y brotaba la madeja
que corría a la par
de mis miedos,
y los oscuros rincones que abordan
y acechan la magia del latido
ciega de ti,
lleno mi alma de olvido,
fácil entrego la carne
y más fácil entrego
el desgarrado espíritu
sudando dignidad
a ojos cerrados.
Texto agregado el 17-11-2007, y leído por 122
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
17-11-2007
Guau!!! Qué manera de expresar ese momento!!! Olé. grinche_joven_
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