He dejado hojas sueltas y paginas en blanco como cebo a mi misma naturaleza

soy el propio infractor de los continuos sones por los que camino erguido,

voy sembrando pistas en el camino por si alguna vez me pierdo en el retorno,

tengo la seguridad de los principios adquiridos como míos propios

y nunca la duda pusilánime que mi ignorancia ansia y abarca.

Busco los versos que me faltan... aun sigo buscando, pronto he de encontrarlos

espero, observo incontables y fantásticas tramas de exaltación mitológica,

nunca el hombre esta contento con su ser, desea más, trágica ambición,

caínica expresión de dualidades impuestas y anhelos de mejor ofertorio.

Estoica la lucha de asumir peligros sabiendo que nadas contra la corriente,

usual costumbre del mal elegible conociendo el daño que ese riesgo indica;

nada pudo detener la marcha del furioso vendaval que azotara las costas, ni

al amparo de las místicas y utópicas dicciones de profetas falsos.

Ven ahora el resultado de incluir pasiones en su docto culto de sillón bermejo,

aprendo fiel lección de mis errores para no insistir y volver a cometerlos,

lamentos moros impronunciables ahora que la cena está servida y

laten igual dos corazones calibrados al compás de esa cadencia,

aspiro del viento, de la vida, de las cosas, su real esencia.



Publicado en Predicado.com. 10/10/07