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Inicio / Cuenteros Locales / Dionebg85 / LA BRUJA Y EL DEMONIO

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Daniela se miraba en el espejo, en medio de la oscuridad de la medianoche, solo una vela negra iluminaba la habitación, sus ojos verdes brillaban llenos de emoción, esperaba que esta noche finalmente respondiera a su llamado, que entendiera de una vez que lo único que quería en este mundo era pertenecerle completamente, se puso de rodillas, metió la vela en el hueco de la calavera de un chivo, y volvió a mirar su reflejo, mientras lo llamaba por su nombre, “Asmodeo…Asmodeo ven a mí”…Sintió que un viento frío de repente la envolvía, la vela se apago, pero ella no sintió miedo, sonreía, finalmente él había escuchado su llamado, después de haberlo intentado por tanto tiempo, sin tener ningún tipo de respuesta, pero ella no perdió la fe, y ahora en esa medianoche finalmente su sueño se veía cumplido, él estaba ahí, apareció de la nada, sonriéndole, caminando lentamente hasta ella, era alto, de una palidez impresionante, hermoso…No supo que decirle, sonrió entusiasmada, la luz se encendió de repente, y Daniela se impresiono aún más de su belleza, sus rasgos finos, sus ojos negros, y esa mirada penetrante que podía hipnotizarla, se sintió una tonta, se quedo sin palabras, no se le ocurrió nada más que hincarse frente a él, mientras Asmodeo sonreía divertido, camino unos pasos, y se dejo caer en el primer sillón que vio, “¿Que es lo que quieres?” Le dijo, Ella se levanto y se sentó a su lado, explicándole que desde que era una niña y sus padres la llevaban a la iglesia, lo que más había deseado en la vida era entregarle su alma a él, Asmodeo la miraba como si fuera transparente, como si no la estuviera escuchando, y mientras ella le decía que haría lo que fuera por él, él bostezo, se paro de repente y le dijo, “Si te creíste el cuento de los deseos, lamento desilusionarte, no hay ni deseos ni tratos de sangre, ¿Te parece que tengo necesidad de comerciar con deseos para conseguir almas?” Ella lo miro confundida, trato de explicarle que lo que ella quería no era ningún trato, solo lo quería a él, pertenecerle para toda la eternidad, “¡Déjate de pendejadas, te conozco muy bien, ya no eres una niña, tienes 19 años, así que madura de una vez!” Ella se puso de pie a la defensiva ¿Qué estaba pasando, por que la trataba de esa manera si lo único que ella quería era entregarle su vida, su alma?…”

-¿No soy lo que esperabas? ¡Que pena! No estoy interesado en tu alma, aunque, déjame decirte que ya tienes un pie en el infierno, sigue así…

Daniela lo vio acercándose a ella, instintivamente retrocedió unos pasos, quedando contra la pared, por primera vez, sintió miedo, él quedo a unos cuantos centímetros de ella, sonreía divertido, le acario la mejilla con sus dedos fríos, como si estuvieran congelados, no pudo evitar gritar de miedo, él se rió de ella, la miro de una manera terrible, se dio media vuelta y se alejo, la luz se apago y él se desvaneció en las tinieblas diciéndole, “Nos veremos después” la luz se encendió de repente, Daniela lloraba, temblaba de miedo, tomo las velas, la calavera y las tiro a la basura, se encerró en su cuarto a llorar y rezar, enderezo el crucifijo que tenia sobre su cama y le pidió perdón a Dios, le dijo que no sabia en lo que se metía, que había sido solo un juego, pero que tenia miedo, que necesitaba su ayuda, que era su hija y no podía abandonarla…Se quedo dormida llorando, cuando sus padres llegaron a la casa se encontraron con su hija dormida, y las luces de toda la casa encendidas, la despertaron y la regañaron, y mientras Daniela escuchaba todo el sermón sobre el ahorro de la electricidad y la crisis económica por la que pasaba la familia, ella estaba pensando que a la mañana siguiente iría al templo, se confesaría, comulgaría y todo estaría bien, Díos la protegería, pidió disculpas y se retiro a su cuarto, esa noche no pudo dormir, en cuanto cerraba los ojos sentía que alguien la miraba, ella trato de ignorarlo, se dio media vuelta y volvió a cerrar los ojos, y entonces sintió que alguien se sentaba en su cama, asustada prendió la luz, no había nada, busco debajo de la cama, busco en el ropero, y aunque no encontró nada, no se sintió más tranquila, sabía perfectamente bien quien estaba haciendo todo eso, así que no le quedo más que llorar toda la noche, con esa presencia oscura sentada en el bordo de la cama, rogándole “Por favor Asmodeo, no vuelvas, déjame en paz, déjame sola”
Daniela llego ese lunes a la escuela con ojeras, con los ojos hinchados y de muy mal humor, su amiga Diana, se acerco a ella, y le pregunto que pasaba, “No me lo vas a creer” Su amiga le sonrió, la convenció de pintearse la escuela por el día, y ella la siguió, Diana quería ir a algún centro comercial, pero Daniela no quiso, terminaron en un parquecito alejado de la cuidad, estaban sentadas en los columpios y Daniela miraba preocupada a su alrededor, cuando Diana le pregunto, “Entonces que paso, cuéntame…”

-Anoche invoque a Asmodeo -Le dijo a Diana en voz baja.
-¿Qué hay de nuevo en eso? Por cierto, encontré una invocación el otro día, es en latín, tú me dices cuando quieres que la hagamos.
-No, es que no entiendes, lo invoque y él vino…
-¿Me estas mintiendo?
-No, claro que no…No se que hacer…
-¡Como era, que te dijo, cuéntamelo todo!
-No es lo que pensaba, es terrible…Creo que me esta siguiendo…
-No digas pendejadas, ¿Asmodeo, el veneno de Dios?…Estoy segura de que tiene cosas más interesantes que hacer que seguirte…Esta noche lo voy a invocar yo…
-¡No!...No seas tonta, se va a reír de ti como lo hizo conmigo…
-¿No me estas mintiendo?
-No…
-Entonces, esta noche, a las 12 lo voy a invocar, y quiero que estés ahí…
-No… ¿No estas escuchando lo que digo? No le interesa tener seguidoras, tienes que olvidarlo todo, esto no es un juego y nosotras no somos brujas…
-¡Mentirosa, pinché vieja miedosa es lo que eres!

Diana se levanto, y camino a la salida del parque, Daniela la miro partir, quería ir tras de ella pero algo la detenía, entonces llego él, se sentó junto a ella, y le dijo con una voz tan calmada como siempre.

-¿Ya te despediste de tú amiga?

Daniela volvió la mirada a su amiga, ella cruzo la calle y de la nada salio un camión que iba a toda velocidad y la arrollo, Daniela se puso de pie, estaba pálida, las manos frías, la mirada empañada por las lagrimas, quiso correr detrás de ella, llamar a alguien, pero él se levanto, la tomo del brazo y la jalo en la dirección contraria.

-No es bueno que te escapes de la escuela, déjame acompañarte…

Asmodeo camino con ella hasta la parada del camión, y cuando llego el suyo se subió con ella, le pago su pasaje y se sentó a su lado, ella iba del lado de la ventanilla, tenia los ojos rojos y la cara pálida, quería escapar, gritar, alejarlo de ella para siempre.

-Necesito que hagas algo por mí…

Le dijo Asmodeo, ella se sorprendió, se quedo con la boca abierta, la mirada indignada, y con un odio profundo le respondió.

-Acabas de matar a mi mejor amiga, no voy a hacer nada por ti…
-Lo vas a hacer, porque si no me obedeces voy a matar a tus padres, tus amigos, tus abuelos, a toda la gente que te importa…Es más, a todos los que conoces…Tú decides…
-¿Por qué me estas haciendo esto a mi?
-Tu me buscaste ¿Recuerdas? Querías, ¿Como dijiste?: “Pertenecerme para toda la eternidad” Felicidades, ya me perteneces…
-No, no te pertenezco…Mi alma solo le pertenece a Díos…
-No, tú alma es mía, ¿Recuerdas aquel día, cuando fuiste a ver a aquella anciana, recitaste unas cuantas cosas, bebiste sangre de gallina? Ese día consagraste tú alma solamente a mí, así que no te molestes en rezar, ni en ir a la iglesia…Tú alma es mía, nadie vendrá a ayudarte…Ahora, esto es lo que quiero que hagas…

Daniela sintió que se estaba enfermando, le pidió permiso para pasar, él no se movió un centímetro, ella trato de saltar, pero él la sujeto con una mano de la cintura mientras le decía al oído “Si es así como quieres hacerlo” La levanto y camino hasta la puerta, Daniela lloraba, gritaba, pedía ayuda con todas las fuerzas de su cuerpo, y nadie la miraba, ni siquiera el conductor, parecía que ni siquiera la veían, que no la escuchaban gritar, el camión se detuvo, se abrió la puerta y Asmodeo bajo arrastrándola, la puso en el suelo y la miro con los ojos llenos de furia.

-¡Escúchame bien, esto no es juego!
-…Por favor, por favor te lo suplico, no vuelvas más…
-En ese caso, hay algo que quiero que hagas primero…
-¿Qué quieres?

Asmodeo la llevo de regreso a la escuela, le enseño a un hombre blanco, de traje negro y cabello rojo, le pregunto si lo reconocía, ella le dijo que si, que era su maestro de Historia Universal, él le sonrió sarcástico y le dijo “Que bien, quiero que lo seduzcas” ella lo miro asqueada, le dijo era casado, que tenia niños chiquitos y que a ella le agradaba bastante…

-Es un hombre bueno…
-Exactamente niña, ese él punto.
-No lo voy a hacer, no me importa lo que me hagas…

Asmodeo apretó su brazo con su mano tan fuerte que ella sintió que le quebraría los huesos, con los ojos llenos de lágrimas le dijo que mejor la matara de una vez, que no volvería a obedecerle jamás.

-¿Entonces no quieres ser libre? Si haces esto por mí, te prometo, te juro que no volveré.
-No te creo.

Asmodeo la miro con la furia atravesada, alzo la mano para pegarle pero entonces vio a aquel maestro acercándose, Asmodeo sonrió, pensó que era una perfecta oportunidad, se acerco más a Daniela, la abrazo y la beso en los labios, ella al principio se resistió, aquel animal, aquella bestia quería obligarla a lastimar a personas buenas, pero al sentir sus brazos rodeándola, sus labios acariciando los suyos, algo dentro de ella despertó, y cuando él se aparto, se quedo mirándolo como una tonta, mientras su maestro, que ya estaba ahí, preguntaba que estaba pasando…

-Todo esta bien profesor, solo viene a despedirme…Vendré a recogerte después mi vida…

Ni siquiera le dio tiempo de responder, la beso en la mejilla y se fue caminando tan tranquilo, lo vio partir y sintió que algo dentro de su pecho se rompía…

-¿Quién es ese hombre Daniela, y porque no estas en clase?

Después de haber pasado las peores horas de su vida Daniela sonrió, le dijo al maestro que todo estaba bien, y comenzó a caminar hasta la entrada de la escuela, él la alcanzo, comenzó a decirle que no quería meterse en cosas que a él no le importaban, pero que ese hombre no le convenía, que se veía bastante mayorcito, y que además, no tenia cara de buena persona…

-Le agradezco su interés maestro -Dijo ella triste, entendiendo que él solo estaba usándola.
-Me gustaría platicar más contigo sobre esto… ¿Te parece?
-Agradezco su interés, pero…no tengo él mínimo interés en él…


Daniela regreso a la escuela, escucho en silencio cada una de sus clases, tratando de no pensar, de no recordar, rezando, en silencio por su amiga, por ella misma, por la salvación eterna de su alma…
Salio antes de tiempo de la escuela, se fue directo al templo más cercano, se puso de rodillas y rezo en silencio, le pidió perdón a Díos, y le dijo que sabia que ella no podía ser salvada, pero que por favor, por favor, no olvidara a la gente que la rodeaba, que la quería, que no dejara que Asmodeo se les acercara, ni los lastimara, se levanto, se persigno y salio del templo, como esperaba, ya estaba él ahí afuera esperándola, sonriendo sarcásticamente, ella salio del templo y camino hasta donde estaba él…De alguna manera se sentía mejor, se sentía a salvo, segura…Pensó que él se burlaría de ella, pero no dijo una palabra, solo camino a su lado en silencio, ella entro en su carro sin decir nada, y dejo que la alejara de la cuidad sin una palabra de reclamo…

-Tú amiga esta bien, solo tiene unos cuantos huesos rotos…

Daniela no dijo nada, una lagrima se resbalo por su mejilla, ella volteo la cabeza y se limpio los ojos, no quería que él la viera llorando.

-Sabes que hubiera sido tan útil que tú maestro nos viera al salir de clases…
-No te voy a ayudar Asmodeo, no puedes obligarme…
-¿Tú crees que no puedo?

Asmodeo detuvo el carro de golpe, se volvió a mirarla y le grito con todas sus fuerzas, sus ojos estaban negros, tenía los puños cerrados, calientes como si fueran hierro hirviendo, ella lo miraba ahora a él como si fuera transparente, como si no pudiera oírlo, sin si quiera esperarlo se acerco a él, tomo su cara entre sus manos y lo beso, y por un segundo pudo sentir como lo tenía entre sus manos, a sus pies, mientras iba respondiendo a sus besos, pero de repente, sintió como sus manos hirviendo tomaban sus brazos con violencia y la apartaban a un lado, sintió como su piel se iba quemando, pero no grito, solo cerro los ojos y dejo que él dolor fuera pasando, cuando abrió los ojos y miro sus brazos estaban bien, como si nada hubiera pasado, Asmodeo encendió de nuevo el motor, manejo por horas, Daniela veía por su ventana, los árboles, las montañas, las casitas que estaban cerca de la carretera, pasaron por pueblos, ranchos, mientras lentamente iba anocheciendo, Daniela se quedo dormida, despertó cuando sintió que se detenían, apago el motor y Asmodeo le dijo casi a gritos que se largara de su carro, Daniela lo miro confundida, divida, entre quedarse a su lado, o salir corriendo…

-¿No entiendes nada? ¡Solo eres un estorbo!...Quédate con tú alma y no vuelvas a invocarme jamás…

Daniela abrió la puerta, pero no bajo enseguida, se volvió a mirarlo una vez más, como suplicándole, queriendo gritarle…El ni siquiera volvió a mirarla, ella salio del carro y entro de prisa a su casa, iba llorando, se encerró en su cuarto, junto sus libros de magia negra, sus velas, las imágenes y los muñecos, los metió en una bolsa y los tiro a la basura, se acostó sin cenar, sin ánimos de nada más que quedarse así, inmóvil para siempre, estaba tranquila, se sabia a salvo, pero a la vez sentía que había perdido algo…
Se quedo dormida sin sentir, despertó asustada, creyendo que alguien la observaba en la oscuridad, pero no había nada, ahora realmente estaba sola, se volvió a acostar desilusionada, pasaron los días, su amiga regreso a la escuela, adolorida, pero con los mismos ánimos, y cuando le ofreció hacer una sesión en su casa Daniela le respondió que no, Diana la miro como si no la conociera.

-Ya me canse de ser yo la que siempre tiene que buscarlo…

Diana ahora la miro extrañada, “¿Estas perdiendo la razón?” Le dijo, Daniela la dejo hablando, se levanto de la silla y fue en busca de otros compañeros.
Los días pasaban despacio, aburridos, su vida había vuelto a la normalidad, y por más que trataba de decirse a si misma que era feliz, que era lo mejor, sabía bien que no era así, que estaba desesperada, aburrida, cambio de amistades, y cumplía con la escuela, además de asistir diariamente a la iglesia, aún así, las pesadillas no desaparecieron, todas las noches soñaba lo mismo, que estaba perdida en medio de un bosque, sola, y por más que gritaba nadie venia a rescatarla, despertaba sudando, llorando, se ponía a rezar un rosario y se volvía a dormir sin problemas…
Pero su vida era perfecta, sus padres la amaban, sus maestros comenzaban a respetarla, y se sentía mucho más cerca ahora de dios, y eso la hacia sentir más tranquila, tenia bastantes amigos ahora que había dejado de declararse abiertamente satánica, y había un amigo, Raúl, que parecía bastante interesado en ella…
Estaba esperando a que sus padres la recogieran cuando Diana, su antigua amiga se acerco a ella, se sentó a su lado pero no le hablo.

-Hola Diana…
-¿Ya me hablas, será porque ninguno de tus amigos esta a la vista?
-Tú sabes que no es así, necesitaba un cambio, es todo.
-Quería contarte algo, pero no se… ¿Cómo estas realmente amiga? No se te ve muy feliz.
-Sobreviviendo amiga, creo que Raúl se me va a declarar esta noche.-Diana la miro preocupada, pálida.-No se que hacer…
-Dile que no.
-No se que hacer…

Diana se levanto y salio corriendo, Daniela no dijo más, se quedo esperando a que sus padres la recogieran, regreso a su casa con sus padres, cenaron juntos, y cuando Raúl fue a buscarla en la noche y le dijo que quería estar con ella, ella fingió sorpresa, lo abrazo fuerte, le prometió que estaría con él, lo beso al despedirse, y sin más entusiasmo, subió a su cuarto a terminar su tarea, como siempre lo hacia, a las 11 en punto apago la luz y cerro los ojos, tomo una decisión, no podía pasar el resto de su vida así, tenía que hacer algo, espero pacientemente hasta el fin de semana, cuando sus padres salieron de viaje, y llamo a Diana, le dijo que la vería en su casa esa noche, que necesitaba algo, y después de las 10 de la noche salio a la casa de su amiga, ella la recibió extrañadísima, pero en cuanto saco las velas negras lo entendió todo, juntas se pararon frente al espejo a la medianoche, pusieron la vela en la calavera, pero pasaron los minutos, las horas y nadie vino, Daniela se sintió desilusionada, Diana la invito a quedarse en su casa y ella acepto, se encerró en el cuarto y lloro desconsolada hasta que se quedo dormida, no lo sintió venir hasta que escuchó el rechinar de los resortes de la cama, abrió los ojos asustada, y ahí estaba frente a ella, la misma mirada fuerte, sentado a unos cuantos centímetros de ella, ella toco su rostro con sus dedos, él tomo su mano entre la suya, beso sus dedos, Gabriela entendió que la había extrañado tanto como ella, la abrazo muy fuerte, beso sus labios con desesperación…Mientras ella, todavía con los ojos hinchados y la voz extraña por el llanto le decía.

-Te llame, ¿Por qué tardaste tanto?

Asmodeo no le respondió, se limito a besarla, a acariciarla, y a desnudarla a la luz de las velas negras, Daniela lo miraba a los ojos sin poder hablar, sin poder creer que tanta belleza, tanta perfección fuera real…Mientras él le preguntaba a media voz…

-¿Es verdad que me perteneces?
-Si, solo a ti.

Se quedo dormida casi antes del amanecer, abrazada a él, y cuando despertó ya era de día, su amiga Diana parada frente a ella la miraba confundida, sin atreverse a preguntar, Daniela pensó que todo había sido un sueño, levanto la cabeza molesta, y le pregunto a su amiga que estaba pasando.

-¿Siempre duermes desnuda?

Entonces Daniela entendió que no había sido sueño, se sonrió, y le dio las gracias a su amiga por su ayuda, se vistió de prisa y salio corriendo de la casa, iba por la calle, todavía sonriendo, cuando se encontró con Raúl, él la detuvo, la abrazo y le dijo que la amaba, Daniela trato de alejarlo, le dijo que tenía prisa, que la llamara después y entonces verían juntos que hacer. Estaba confundida, no quería lastimar a nadie, y entonces se le ocurrió, nadie tenia que saberlo, “Quién me va a creer de cualquier manera” Se dijo a si misma, y siguió su camino, pasaron los días lentamente, de la mano de Raúl, paseando por las calles de la cuidad, sonriéndose y jugando como un par de niños, tomados de las manos, besándose por las esquinas, y cuando se iba, esperando impaciente por la llegada de la noche, cuando él llegaba de la nada, la besaba, y le iba enseñando poco a poco la verdadera magia, y Daniela se sentía feliz, se sentía llena, realizada, iba nivelando su vida poco a poco, dándole un lugar especial a cada uno en su corazón, disfrutando de un amor puro con Raúl y conociendo la pasión al lado de Asmodeo, pensando que todo iba bien, pero pasando las semanas Asmodeo fue cambiando, iba pidiéndole más tiempo, llegaba de repente en la tarde, cuando ella ya había hecho planes con Raúl, y le exigía quedarse a su lado, Daniela ni lo pensaba, llamaba a Raúl y cancelaba los planes, llego al punto en que ya ni siquiera se veían, entonces decidió terminar con él, Raúl ya se lo esperaba, ni siquiera intento convencerla, y Daniela se fue feliz, pensando que Raúl no estaba herido, Asmodeo la esperaba a la vuelta de la esquina, Daniela se fue con él, sonriendo, pensando que tenía lo que siempre había deseado, Asmodeo le enseño rituales antiguos, le dio el poder de la clarividencia, y una noche, le pidió un favor especial.

-Quiero que hagas algo por mí…
-Lo que quieras.

Asmodeo le pidió seguir de cerca a una mujer de nombre Rosa Mejía, era secretaria de un poderoso político, Daniela solicito un trabajo menor en la oficina, y haciendo uso de sus nuevos poderes fue acercándose a ella, y haciendo lo que Asmodeo le había pedido, puso un conjuro sobre la mujer, al principio, parecía estar enferma de gripa, Daniela le llevaba sopa todos los días, y la mujer seguía empeorando, hasta que un día en medio de una junta, cayo muerta, Daniela entonces lo entendió todo, él no la amaba, solo la estaba usando, había matado a una mujer buena, inocente…¿Para que? Lloro por semanas, se escondió de él usando sus propios conjuros, y cuando pensó que él ya no volvería, despertó una noche, al sentir un cuerpo pesado sobre el suyo, abrió los ojos, era él, le tapo la boca y le dijo tan serio como siempre que jamás podría escaparse de él, Daniela lo aparto, se puso de pie, con los ojos llorosos, abrió la boca y le grito como nunca, le dijo que jamás volvería a ayudarlo, que lo quería fuera de su vida.

-¿Crees que a mi me importa?
-No me amas ¿Verdad? ¡Mentiroso, te quiero fuera de mi vida!

Asmodeo se puso de pie, camino hasta ella, tomo su cabeza en sus manos, primero la beso y después la estrello contra la pared, Daniela sintió que perdería la conciencia, él se acerco a su oído y le dijo en voz baja “Nunca dije que te amara” y la dejo caer, mientras iba perdiendo la conciencia.
Daniela despertó con un fuerte dolor de cabeza, se metió a bañar y se preparo para la escuela, al llegar a la parada del camión lo vio ahí, sonriéndole, ella lo ignoro, se subió al camión sin decirle nada, pero paso toda la mañana preocupada, no sabia que hacer, como alejarlo para siempre, Raúl la vio sentada en el patio, en las bancas y se acerco a hablarle, Daniela sabía que no podía contarle la verdad, así que le dijo que todo estaba bien y no había nada de que preocuparse, comieron juntos sus lonches en silencio, y después cada quien se fue a sus respectivas clases, antes de partir, al despedirse, Daniela miro hacía la calle, y ahí estaba él, mirándola fijamente, con la furia atravesada, ella fingió no verlo y siguió su camino, la mañana paso despacio, las clases le parecieron eternas, su padre paso a recogerla, ella subió al carro en silencio, le dio un beso a su padre en la mejilla, y no dijo nada más, se quedo mirando por la ventana, el trafico estaba pesado, hacía un calor infernal, Daniela bajo la ventanilla y volvió a verlo ahí, parado junto al semáforo, sonriéndole, ella se preocupo, no sabía que estaba tramando, el semáforo se puso en verde y su padre avanzo a alta velocidad, Daniela noto que no la disminuía, se volvió a mirarlo y sintió que el corazón se le detenía, su padre, apretando los dientes, con el brazo izquierdo empuñado, solo alcanzo a decirle “¡Dany, no puedo controlarlo!” cayo inconciente, soltando el volante, en plena avenida, Daniela no sabía que hacer, ayudarlo, o detener el carro, trato de controlarlo tomando el volante, estaba horrorizada, iban en un carril de sentido contrario, y un camión se les venia encima…Daniela no tuvo tiempo de nada, giro lo más que pudo, estrellándose contra una camioneta, provocando un choque de 5 carros…
Despertó en una cama de hospital, con una aguja en su brazo derecho, suspiro adolorida, y entonces lo vio, sentado ahí junto a su cama, sonriéndole como si no hubiera pasado nada, ella se sentó, estaba llorando desesperada, abrió la boca para gritarle que lo odiaba, pero no pudo decir una sola palabra, cerro la boca y comenzó a llorar desesperada, sabía que su padre estaba muerto, que mucha gente había muerto también en el accidente, gente inocente…Asmodeo la veía extrañado, como si estuviera viendo un animal extraño, se acerco lentamente a la cama, Daniela levanto la mirada, tomo la jarra de la mesita y se la lanzo a la cabeza, Asmodeo lo vio venir, se hizo a un lado, la jarra cayo al suelo, estrellándose en el suelo, una enfermera entro al cuarto, traía una jeringa, y mientras la inyectaba a su suero le iba diciendo que tenía que calmarse, que sabía que había pasado por algo terrible, pero que tenía que tener paciencia…
Y Asmodeo se iba acercando cada vez más, Daniela lloraba de coraje, tratando de hablar, de gritarle que no quería verlo más, la enfermera no se daba cuenta de su presencia, salio del cuarto sonriendo, dejándola sola, con aquel monstruo, aquel demonio…
Asmodeo se sentó a su lado en la cama, acaricio su cabello como antes lo hacía, Daniela sintió que se le revolvía el estomago, y entonces le grito, recuperando la claridad y las fuerzas.

-¡Te odio!... ¡No quiero verte jamás, no vuelvas a acercarte, y no vuelvas a tocarme!... Me das asco…
-Tu me llamaste ¿Recuerdas? ¿Qué esperabas de mí?
-Tienes razón, fue mi error, yo lo enrede todo, pero se acabo, no quiero seguir así…haré lo que sea…Pero no lastimes a los míos…
-Quiero tú alma…
-¿Mi alma? Pero tú dijiste que… ¿Era mentira?-Le pregunto Daniela horrorizada
-Si…
-¡Maldito desgraciado, lárgate de aquí, no te quiero cerca!
-¡Me perteneces y no se me da la gana irme!...Te necesito a mi lado…

Daniela intento levantarse de la cama, Asmodeo la tomo de los hombros y la detuvo, la miro a los ojos y le dijo que estaba dispuesto a todo, mataría a su madre, a Diana, a Raúl, al que se le pusiera enfrente, Daniela se sintió atrapada, resignada le respondió.

-¿Qué es lo que tengo que hacer?

Asmodeo le arranco el suero, la tomo entre sus brazos y subió con ella a la azotea, nadie noto su presencia, Daniela tenia las manos frías, estaba temblando, pero no dijo nada, Asmodeo camino hasta el bordo, la puso en el suelo, Daniela sentía el aire frió, y temblaba con más fuerzas, de frió y ahora también del miedo, sabia lo que tenia que hacer, se subió al bordo, y cerro los ojos.

-Antes de que lo hagas, hay algo que necesitas saber…Todo lo que hice, lo hice por ti, no te preocupes por tú padre, ni por los demás, están bien…-Daniela escucho sus palabras sin poder responder.-Quiero pertenecerte por toda la eternidad…

Daniela se volvió a mirarlo, no podía creerle, había dicho tantas mentiras…Asmodeo se acerco a ella, y la beso en los labios, Daniela pudo sentir entonces todo su dolor, su soledad, su entrega… Le sonrió, lo abrazo muy fuerte y le dijo al oído “Yo se que estas mintiendo, pero ya no importa” Se dio media vuelta y salto al vació…


Texto agregado el 16-11-2007, y leído por 550 visitantes. (0 votos)


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