- … eres de lo peor, me das vergüenza…
Su última frase seguía resonando en mi mente, Me había esforzado mucho para poder ser como quería que quisiera pero últimamente buscaba cualquier razón para reprenderme y esta vez había sido el cambio físico que tenía, aunque no era mucho.
- Como dijo tu madre te ves fatal, me avergüenza ser tu padre…
Que lo haya dicho ella me dolía mucho pero al escucharlo a él decirlo me hirió aún mucho más, mucho más que si me hubiera golpeado.
Mi hermana desde un rincón me veía con desaprobación, como siempre estaba de acuerdo con ellos aunque no fuera justo. Siempre que me gritaban no era por justicia si no por que querían hacerlo, como si no fuera parte de ellos.
- ¿Por qué me tratan así?
Pienso mientras una lágrima de dolor y sufrimiento quiere salir de mi alma, ella al verme en este dilema pareciera tener satisfacción, satisfacción por mi sufrimiento, como si la engrandeciera; él por su parte sólo se hace el distraído y sigue con su mirada inquisidora que me mata lentamente.
- ¡Pero si no he hecho nada! ¡Es algo pequeño!
En verdad no se bien por que me gritan tanto, llegaron ellos tranquilamente a donde estaba y las amenazas, maltratos y gritos empezaron en el instante. ¿No pudieron siquiera tratar de razonar sus cosas? ¿Es acaso que creen que con gritos se soluciona todo?
- … eres una vergüenza… me avergüenzas… te ves terrible… no seas imbécil, hazme caso… oye tarado escucha lo que te digo…
Las palabras hacen eco en mi alma mientras en mi corazón siento algo romperse en mil pedazos. Algo ya no está bien las palabras se repiten en mi cabeza, las miradas inquisidoras me matan lentamente, la mirada de desaprobación de mi hermana, las palabras, las miradas, mi hermana, las palabras… no encuentro refugio… no puedo más.
En medio de lo que seguían hablando rompí en llanto, era un llanto escandaloso como nunca lo había hecho. Ellos se asustaron y dieron un paso hacia atrás del susto, mi hermana se sorprendió al verme llorar ya que nunca antes me había visto así… yo solo quería salir corriendo de ahí, huir a algún lugar donde pueda estar en paz, descansar y pensar.
Salgo corriendo del cuarto y de esa casa de martirio, no me detengo a ver que sucede afuera, solo pienso en las palabras, las miradas, su enojo, su vergüenza, su desaprobación, el odio, su inquisición… todo ronda en mi cabeza mientras camino.
Escucho un fuerte claxon y cuando volteo veo algo grande venir hacia mí. Un fuerte sonido de fricción, un fuerte dolor en un lado de mi cuerpo, me siento volar por un segundo luego el pavimento y veo mi sangre frente a mí.
- Al menos ahora estaré en paz… |