Fuiste la cuerda que me salvó del abismo,
la droga que alivió mi agonía;
ahora eres la soga que oprime mi garganta,
el veneno que me mata
En esta noche, sin sol y sin estrellas,
tus puñales corren por mis venas,
tus palabras muerden mis labios,
secos, solos, ensangrentados.
La memoria de un sueño no basta
para mantener a este cadaver vivo,
y a día de hoy, el cielo es negro
mientras tu sonries, te das la vuelta...
Y te marchas, como llegaste,
como una sombra de colores
que se desliza inalcanzable
mas allá de mis abrazos de carne.
Fuiste la droga que alivió mi agonía,
ahora eres la soga que oprime mi garganta,
el veneno que me mata,
lejos queda la cuerda que me salvó del abismo.
En un día sin luna ni azul en el cielo
mis ojos te dicen, por fin, adios
tus pasos se hunden en mi corazón de barro
y yo me reformo para poder olvidarte.
La memoria de un sueño puede no ser eterna,
y sin duda no vale mas que un segundo de vida,
y pronto amenecerá una nueva mañana
señalando con sus rayos tu ausencia...
Y te marchaste, como llegaste,
como una sombra de colores
que se desliza inalcanzable
mas allá de mis abrazos de carne. |