Este burbujeante fluido intersticial entre nuestras almas, puede ser causado por alguna sincronicidad que hayamos convocado. A saber en qué tiempos inmemoriales. (Treinta segundos ya lo son).

Pero si las viejecitas de las rueca están autorizadas por nosotros, a mover pies y manos a favor de esas coincidencias, seguro es que no darán una puntada sin hilo.

Es, quizás, el pequeño obsequio a la debida atención prestada.

Y es fácil. Sí. Pero es así porque la dulce tarea está siendo desde el principio mancomunada. Observa si no, como hemos cosido la esteparia piel de lobo a la paquidérmica de tus jirafas y culebras (shhh!!..!!más bajo por los de Greenpeace), para meternos desnudos debajo de esa manta algún día.

Siempre después de habernos hecho pis de risa en cada rincón de un campo de vaquitas.