Caídas.
Murmullos. Lejos .Cerca. Más Lejos. Más Cerca. Ellos. Vos. Puertas, ventanas, pisos. Miles de pisos. Vos no, ellos tampoco. No ventanas, no pisos.
Aire, vuelos, nubes. Tierra. Frio. Mucho frio. Temblás, toses, sentís, gritás. Caés, Caés, Caés.
Pero la simpleza de las sensaciones que te agobian te dejan pendiente de una soga, colgando de la luna. Luna llena, cuarto menguante, creciente, media...así por varios días, hasta que la oscuridad se revela en vos y en la luna para continuar tu caída libre por todos los mundos. Y en ese preciso instante volvés a caer, te vas lejos, despareces de mi mente y ningún ángel se preocupa por traerte de nuevo a tu mundo.
Ahí te cuentan que sos solo un murmullo atascado en todos los universos, en el tuyo, en el mío, en el de todos y mientras viajas por los vientos de todos estos mundos, intentás suprimir tus ideas, olvidar tus sueños, te alejas de vos, tomas el corazón y lo exprimís, bebés su jugo y, una vez acabado el vaso, los restos que se quedan pegados en los bordes toman vida y te piden a gritos alguna respuesta. Pero ya no queda ninguna pregunta en tu corazón, solo los murmullos de todo aquello que nunca la vida te va a enseñar a perder.
E.F |