Estuve aterido en el vértice del tiempo, tieso e inaccesible, mis pensamientos congelados sobre una malla de sesos devanados y lúgubres desatinos… tan solo… tan lívido…
Como antes, como cuando era un eslabón del vértigo… incomunicado y frustrado, decepcionado aveces, como loco, casi desnudo sin saberlo…árido…
Y me desintegró aquella pasión tormentosa, metamorfoseando mis soles en estiércol y viento… en vapores de átomos de una canción desmembrada… vaciándose de mesuras, enjugando mi lengua de sabores extremos… como en círculos volátiles, agonizando en una evanescente órbita elíptica detrás del cosmos, entre planetas de una espuma sin edad, de ingrávida nomenclatura perenne y sin gravedad….. lábilmente… en suspenso… luego aterrizando en caída vertical, envuelto en llamas… fuego sobre fuego… tenebrosamente embriagado… ígneo.
Después, el afecto y el desafecto, la templada armonía que se vertió sin prisa en mis huellas cotidianas, como una mezcla de fertilidad y nostalgia…la sinrazón, la lluvia, el destiempo… lo que un día fue y ya no…
No se cuando sucedió… pero no es tan importante ahora.
Un emergente destino carmesí se incorporó a mis ojos… y así estuve listo, absorto y distendido; tan sediento y crepitante… a punto de ingerir un néctar, un decoroso colchón de nubes de llanto inmarcesible… entre dulces sorbos… extasiado.
Pero entonces…cómo ver que no veía… que no escuchaba, que no creía, que no sabía que era tarde… que era distinto… que eran burbujas simplemente, y que yo me dormía sin quererlo en una travesía hipnótica junto a una piel de narcóticas pautas deletéreas… y un siniestro paraíso de extranjera muerte desolada…
… Entre el ocaso y la voraz ceniza que no transige, pinté mis manos de silicio y de espanto, y se licuó mi mente y mi deseo, extinguiéndose las rojas sensaciones de otro tiempo; el destino se propuso deliberadamente a no abrigar en mí vanas esperanzas, inútiles proyectos de forjar un sueño más…ningún emblema del pasado… ni siquiera una quimera en ruinas…una extinta caricia… un dejavu… y en mis entrañas se aquerenciaron vestigios de melancolías, una herida terebrante, el acíbar, un ardor de furia y silencio, y una obtusa señal que hoy domina mis actos y mi enajenado rumbo salvaje y descontrolado…
Hoy aspiro una efímera cuota de viento sollozante, y bebo mis fracasos sin tanto dolor, entre mis huellas cotidianas… Huelo esta flor de mi presente… que trasunta color, como un capullo que crece y desvanece la hedionda muerte, asperjando sutilmente mis manos y mi alma, allí donde medran los rescoldos tibios, la brasa ardiente, la frugal esencia que no declina y que parsimoniosamente me conduce al próximo destino… esa fuerza que retroalimenta y que aun en los vahídos… en la desolación, en la angustia nebular… en la inocencia, me mantiene vivo…
Aspiro nuevamente entre susurros de una noche más, saciando los alvéolos pletóricos… la disímil existencia… la suave sensación. Lo que acaece, es la vida una vez más.
La brisa llega para consolar… la lluvia moja la tierra y la insipiente hierba… febo promete verdores…
Entre suburbios borrosos del ayer y la blanca canción del mañana… aspiro entonces una vez más…
No se que hay detrás, no se cuando sucedió… pero en verdad... no es tan importante ahora...
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