Su fe se desvaneciò, en el intento de no dejar partir lo que màs amaba.
De a poco y con el correr de las experiencias, ha debido aprender a estar sola. Hubo momentos de su vida en los que decidiò recluirse en el silencio por voluntad propia y hoy recuerda lo grato de vivir la soledad en profunda paz y recogimiento, estados que le condujeron a los lugares màs recònditos de su mente, al lugar de donde provienen las verdaderas respuestas a la constante interrogante de existir. Una soledad de la cual aprendes para luego renunciar y asì seguir necesitando a quienes despiertan las emociones que envuelven nuestros sentidos y llenan nuestra vida de intensidad.
Mas, ha descubierto una soledad distinta. Le condena y le agobia. Una soledad presente aùn en compañìa de quien ama, aùn en el abrazo de una amiga preocupada, o en el consejo de su madre desesperada por intentar consolar lo que no tiene consuelo. Una soledad inmisericorde y cruel que destruye toda su esperanza.
Desde el dìa de su partida, de aquel dìa en que le viò por ùltima vez. Hoy se reencuentran en sus sueños y en los recuerdos que encierra en su nueva soledad.
Hay un vacìo en sus entrañas, la sensaciòn de haber extraviado la mitad del alma. Cada dìa sin èl es indescriptible, no hay palabras para definir lo difìcil que es despertar y comprobar que no ha sido un mal sueño. Ha intentado refugiarse en quien ama, pero es imposible compartir un dolor tan ìntimo. Ademàs èl enfrenta sus propios fantasmas.
Hace poco le he visitado. Dice estar mejor pero le siento preocupada por mantener a quienes le rodean tranquilos, le veo integrada a lo cotidiano y a los suyos, pero sè que en realidad se encuentra muy lejos, ensimismada, inmersa en alguna posible respuesta que le de tranquilidad y le permita dejarle ir y continuar, seguir adelante e intentar volver a creer.
Pudimos intercambiar algunas visiones de la vida, unos cuantos secretos, hasta algunas làgrimas y en cada palabra, cada gesto pude descifrar la verdad tras su actitud de mujer madura y entera. Finalmente hallè a una niña confundida y asustada tomando decisiones demasiado trascendentales, con miedo a fracasar y a caer.
Espero volver a verle pronto, espero ser capaz de trasmitirle mi fe pues su dolor, su alma son parte de mis oraciones.
Sepas que puedes contar conmigo aùn en la inaplazable distancia que dentro de poco serà mìnima.
"Con amor... a quien debo muchos abrazos aùn, muchas tardes de conversaciòn y mucha entrega"... |