Crees que cuando escribo es mi corazón quien dicta, la pluma se vuelve adicta y derrama desamor. Entonces son mis silencios los que componen la pausa para crear una farsa provocando confusión. Y en medio me hallo yo, entre el silencio y la pluma, acicalando la burla y disfrazando el temor. Si, quien dicta es el corazón y en temerosa escritura deja fluir la amargura a pie de cada renglón
Texto agregado el 13-11-2007, y leído por 493 visitantes. (11 votos)