Brindis
Estamos instalados a la mesa mis hermanos, el pan, el vino y la palabra, la risa y los sueños, la ambición y el espanto. Todo, en su justísima dialéctica, es un juego lleno de colores blanco–negro. Al fin, por un rato, los fascismos de derechas e izquierdas han perdido su batalla, y nos quedamos solos, compartiendo en la simpleza de un gesto, en el verso esquivo de un poeta libertario.
Prendemos fuego a nuestros corazones y juramos, de ahora en más, abolir toda forma injusticia y egoísmo; sin embargo, hoy nos asiste la urgencia (entre otras) de la buena mirada y de implementar la política de la ternura.
El enemigo nos tiene lleno de incertidumbres, de desconfianzas, casi convencidos de la imposibilidad de las cosas. Pues bien. Acá nada se respeta sino el deber práctico de ser libres.
Seguros de hallar en la suma de miradas nuestro rumbo, alzamos nuestras copas y brindamos por las mil batallas que nos separan de la muerte, pues contamos con la certeza del amor irrenunciable por la vida.
¡Salud!
2110907
|