Estas líneas con mucho cariño se las dedico
a los hermanos argentinos, con ese sentimiento
de saber que su tierra es también la mía.
JUGLAR
FACUNDO
Facundo, se llamaba el hombre,
ni sabía si había sido bautizao.
Pero se las traía, como era la costumbre,
en este lugar dejao de Dios y abandonao;
en donde cada cual, respira y responde
por too lo que causa o ha dañao
No era un muchacho, ya más bien, macho recio
y se ufanaba de manejar el facon;
poncho en mano y cuchillo largo
listo pa dentrar hasta el fondo.
Sin arrepentimiento, con animo frío
mandaba al contrario al campo santo
así jue como llegó al tolderío
montao en su yegua y amarra a su silla
venian su garañon y sus dos crias
cerquita de ahí había tres mocetones
indios con largas lanzas y boleaoras
empinando codo y jactándose de su machismo
El gaucho Facundo, amarro su tropilla,
trabando a los animales y se largó
pal boliche del italiano, pa echarse
al gaznate algo de líquido y refrescarse.
Ei vio a la nena, la hija del bolichero.
Hacía die año, que no la veía.
Ahurita era una mujerota de anchas caderas
Bonito trasero, como pa montarla a pelo
Sin espuela y sin cabestro;
Listo pa domarla, pensó el muy ladino,
rascándose el bigote, ese que más de alguna
saltaba cuando se lo pasaba por el cogote.
Cuando se le acercó pa palabrearla.
Ella lo miro, media en enojo y sonrisa,
y le ijo....ahora te aparecis Facundo;
ya es tarde hombre. Me he rejuntao
con el hijo del cacique de este tolderío.
Rápido tuve que hacerlo,
pa guardar el nombre de mi hijo.
Mirándola a los ojos el gaucho le ijo
No te voy a molestar, solo estoy de paso,
agua y comía quiero pa mis animales;
lo demá me importa un carajo.
La china lo miró e ijo: queate al baile,
es la fiesta de San Jenaro, y le paso el mate.
Salieron la biguelas, aparecio un bombo.
Era del indio, el marío e la china;
Facundo pensativo como presintiendo el quilombo,
pensó, tarde o temprano pelearía por su via
Y así pasó la tarde entre canciones, tragos y risas.
Pero cuando entra el alcohol al cuerpo.
Aparecen las pasiones, celos y rabia contenía.
Na hubiera pasao si la china, mujer al fín
no lo hubiera invitao a bailar una Vidalita;
esa mesma que los dos habían bailao,
hace tanto tiempo y habían terminao
en el pajar del pueblo.
Estaban entregaos en cuerpo y alma
al baile y el bombo y el guitarreo,
enardecía la sangre y se perdía la calma.
En una de esas, rodilla en tierra
estaba Facundo, perdiamente enamorao;
cuando se le acercó el indio, y dándole un sopapo.
Ei queo la pelotera......El mujerío gritaba;
salieron a relucir los fierros;
Indio y Facundo, chispas salían de sus ojos.
Los cuchillos sangre querían
y los ponchos los detenían.
Y ya.....el facón de Facundo, encontró su vaina.
El mocetón volteó los ojos agarrándose el vientre
y cayo incao. El silencio entró por la puerta grande.
Huye le ijo la mujer al gaucho.
hazlo por tu hijo, ese de diez años.
Facundo la mira como despertando
y cae el cuchillo de su mano.
Aparece la tropa al mando del sargento
mandao a buscar por el italiano.
Armas de fuego al gaucho apuntando
El recoje el facón y gritando,
se lleva por delante a tres que quean agonizando.
Más el sargento sacando su pistolón.
cinco balas le mete en el cuerpo.
Cayendo Facundo mal herio.
María que así se llamaba la china,
lo abrazó e le ijo: Tu eres el único que ha sio mi marío,
no te vayas, espera, pa irnos juntos
Cuando crezca nuestro hijo
Pero el hombre ya veía a lo lejos
su Paragonia, tan amada de verdes pastos,
y galopiar hasta el horizonte tan basto;
ya que libre había nacío....y morir así quería.
Y así terminó ese gaucho, pelo en pecho,
hombre fuerte y recio.
Nomade
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