16 de noviembre
(II)
“Y si algo estuviera tirado detrás de mi, si fuera mi cuerpo el que yace inerte en el suelo y no lo supiera hasta el día en que intente despertar de mi muerte lenta, ¿qué haré cuando me encuentre a mi mismo suspendido en el portal de la muerte? Ya no podré… ¿ya no podré? En ese momento la vida será un recuerdo, pero ahora es una hirviente obsesión.”
“He querido levantarme, lo he intentado, sí lo he intentado… tan solo escucho el agua caer, golpear mi cuerpo desprotegido. Se han ido, permaneceré aquí sin poder hacer nada. Aunque es hermoso verla desvestirse, pisarme mientras se baña y lava su sexo hermoso, tan cálido. Se ha olvidado de que estoy en su baño, ¿se ha acostumbrado? No, creo que prefiere ignorarme, algún día mi fétido olor le recordará que soy el insecto con el cual se divertía.”
— ¡Lo mataste! — exclamó con el llanto en los ojos —, Te pedí que no lo hicieras…
— Era un estorbo — la tomó por los brazos y la beso— , seremos ahora más felices, ya no estará siguiéndote para todos partes.
— No tenías que matarlo…
Tomó su arma y la recargó en la frente de ella.
— Si no era él hubieras sido tú y eso no nos agrada — jaló el gatillo, solo se escuchó el clic —, tu eres mía y de nadie más.
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