MADRE, ES LA TARDE...
Soñé, madre,
que tu hija
tenía un amante
bajo la lluvia
en arpegio de violines
él y ella caminantes...
Otro día soñé
lo mismo, madre,
asfalto mojado
en exilio errantes
caminan los poetas
las manos en alto
la sangre palpitante...
Son sueños,
señora sempiterna,
su hija escribe descalza,
arranca de la vida
que lastima,
la voz le arde...
Sabes, Madre,
es el fuego de las horas
que anuncia mi llamada
la distancia
en brocales diminutos,
es el sol
a mis espaldas
que se hace
herida lacerante...
Madre,
ay, madrecita mía,
si yo te contara
los sueños de mis versos,
la ausencia de mi padre...
la luz que nace
de estas manos
y este clavel tan rojo
tan sutil
tan tristemente lejano
tan manso
y a veces tan distante...
No es nada, Madre,
la belleza que se rompe
en jarrones escarlata...
Puede que sea la lluvia
el otoño que nace
para siempre
en esta tarde...
Ay, Madre,
Madrecita mía,
por qué la vida
con sus noches
en la fragua
en las horas mortecinas
se me estrellan
se disparan...
Por qué , Madre, la vida?
FATAMORGANA
Patricia Lara Arriagada
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