Susurros ansiosos, desesperación contenida, un corazón que palpita a medianoche. Te sacudes temeroso ante el recuerdo ignominioso. La amenaza se cierne sobre tu mente pérfida. La afrenta a tu sosiego es el temor de ver lo onírico tangible, de palpar tus pesadillas. Caminas hacía la agonía, cada hora es un paso hacía un momento de desdicha. Cuan frágil eres, como el cristal. Tu coraza ilusoria se resquebraja, gritas, gritas…la desesperación te abraza y no te suelta. Secretos inexpugnables carcomen tus entrañas. Deseas vociferar tus sospechas, pero tienes miedo y no eres capaz.

La razón contiene tu ira. Te pudres por dentro y no comprendes tu vida. Entonces lo miras, un día te liberas de los grilletes opresores y sometes a tus temores. Te encarnizas de odio contra ese protervo. “Descarga tus rencores, acaba con el opio, mátalo”.