Proverbio 14 para los cuentos.net
Benjamín Franklin (1706-1790) político, escritor y científico norteamericano, inventó el pararrayos.
No pierdas tiempo, de esto está hecha la vida.
Muchas personas viven su vida como si fuese eterna. Es verdad, cuando se es joven, la muerte es solo una palabra sin rostro, aunque alrededor de uno mueren niños, adolescentes y personas de todas las edades. Cuando lo oímos nos afligimos en más o menos grado dependiendo cuan cerca esa persona estaba en nuestro círculo de familia, amistades o en la vecindad. Cuanto más lejos está menos nos interesa o nos preocupa. La sirena de una ambulancia es solamente eso, un ruido que pasa y se aleja mientras no para delante de nuestra puerta. Pero la vida no es eterna. Que yo sepa nadie hizo un pacto con Dios que va a vivir eternamente. Perdemos el tiempo sin darnos cuenta que es irreversible cada minuto que pasó, que no podemos dar marcha atrás para recuperar aquello que se nos fue. Como dicen los americanos, y que el resto del mundo adoptó, “time is Money” y le dan al trabajo como si fuera el único fin de la vida. Engrosan sus cuentas bancarias mientras al lado suyo la familia se distancia cada vez más. La excusa que dan es que lo hacen todo para ellos. ¡Mentira! Lo hacen para sí mismos, para sentirse importante al tener el auto último modelo o la casa más grande. Y cuando la muerte corta el hilo de su vida, sería bueno el epitafio siguiente sobre su lápida: “Aquí yace un perdedor”
Otros dejan todo para mañana, y me pregunto, ¿Quién le garantiza que aún estarán al día siguiente?
También están aquellos que hacen lo menos posible, derrochando su vida entre fiestas, juergas y todo lo que los divierte o les aleja el aburrimiento.
Cuando se haya entendido, que todo debe ser equilibrado en la vida, que un día de 24 horas debería ser dividido en trabajo, la familia, el ocio cualquiera que sea mientras no lo perjudique, y el descanso tan necesario para poder seguir al día siguiente y los venideros. Quizás esa forma de vivir no les traerá un auto último modelo o una casa grande con piscina, o un viaje, pero no los hará decir cuando llegue el fin, que puede estar más cerca de lo pensado: ¡Que he hecho yo con mi vida!
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