En medio del cuarto sentado en la poltrona, se encontraba el negro José, envuelto en el humo de cigarrillo que brotaba del cenicero y que aun abrigaba tres colillas sin filtro aplastados en la orilla por la dentadura blanca del negro José, estaba sentado en medio de los cuadros familiares y a punto de ser devorado por el sofá, compartiendo la ultima copa de ron barato (con cara de coñac), con esa mujer que simplemente lo observaba y detallaba cada pulgada de su arrugado rostro.

Pero cuando la voz gutural de esa mujer sonó en la radio, una fría ráfaga de sueños se desgarro desde sus entrañas hasta su garganta, recorrió sus viseras y se alojo justo en su cuello..... no pudo mas, y una tímida lagrima rodó por su mejilla y fue a para a la copa de ron barato con cara de coñac.

Y esa mujer que lo acompañaba, dejo salir una sonrisa burlona que colmo la rabia del negro José, empuño tan fuerte su copa que sintió como el cristal se rompía y las puntas filosas de la copa se incrustaron en sus viejas manos, y revolvían su sangre con el ron.

En silencio, pero decidido, el negro José sujeto las manos de su compañera nocturna, y comenzó a deslizar despacio el filoso vidrio hasta describir la sangre que brotaba de sus muñecas, y ella en un acto casi irreal sostenía la mirada fija en los ojos profundos y desorbitados del negro José.....

A la mañana siguiente, encontraron al negro José Muerto sobre el sofá de su sala....

“Por fin había asesinado su soledad”


PELLARS