Afuera el viento huye hacia la costa…

Adentro no está ni frío, ni tibio, ni caliente.
Esta congelado por falta de pólvora y aserrín.

Tengo un espejo que se rompe sintiendo el oloroso y descoordinado sabor a primavera.

El durazno de mi patio parió flores en un día lluvioso.

Encontrarle sentido a tu clavícula danzando sobre mi pecho me traería consecuencias extravagantes.

Mejor quedar mirando ajena el cielo sur y sus nubarrones cargados de morfina y otros oficios.
Como la cama, las noticias, el té con limón y la casa sucia.

Tengo un secreto en la garganta y es probable que se pudra entre amígdalas hinchadas, entre limón y sal. Entre humo y saliva. Entre espelma y pegamento. Entre líneas verdes. Entre hojas que se acaban. Y se van.