De la mano de tus ganas de tenerme
conocí lugares mágicos, fascinantes.
Me llevaste a todas aquellas partes…
Encontraste mil maneras de regalarte.
Al principio tan sólo eras un extraño,
y créeme, no quería llegar a nada más;
pero estuviste en el lugar y en el momento,
amigo, no te voy olvidar jamás.
A tu lado me he sentido siempre libre,
navegamos los dos juntos por el mar,
me guiaste a dónde nadie puede ir,
me enseñaste lo que hacer para volar.
Anduvimos por una playa desierta,
acostamos a la Luna y las estrellas...
le robamos al tiempo los segundos
para construir poco a poco nuestro mundo.
Sin saberlo me ayudaste más que nadie,
y cuando tú me llamabas yo allí estaba.
Siempre supe que apreciabas mis palabras,
que me valorabas, que las admirabas.
A menudo sentí no devolverte
todo el amor que muchas veces tú me dabas.
Sabes que tienes todo mi afecto,
pero también, que mi corazón ya tiene dueño…
Es demasiado tarde para mi amor vendido,
debes zarpar a otros puertos que sean más agradecidos.
Pero quiero agradecerte todo lo que me has regalado,
y no se me ocurre otra forma más sincera, más mía...
Sé que te gustan mis poemas, que te enamoran,
este es tuyo, sólo para ti, por siempre, y ahora…
[...ahora déjame vagando por mis sueños,
en la profunda inmensidad del abandono.
Déjame en esta playa, en esta soledad,
por favor, no te ahogues intentándome salvar...} |