Se me atragantan los improperios
se me nubla el entendimiento
la razón hace rato salió de estampida
montada en ese jamelgo quijotesco

¡Sí! Es verdad.
La ira me llega al cuello y bailotea en mi cerebro,
deseando que mi contendor muera
o quede paralítico de la lengua.

Arremeto en contra de mis orígenes cristianos;
no me vengan con eso de abrazos.
Nunca pondré la otra mejilla,
cuando veo el daño causado.

Campea en mis pensamientos como arma en ristre,
el diente por diente y ojo por ojo,
como el mejor cobro a la agresión sufrida.
Ya cansado estoy de tanta imaginación

Más un pensador me ha dicho: Tranquilo amigo,
aquieta el dolor, solo se paciente al pensamiento;
sentado a tu puerta, más temprano que tarde,
veras pasar el cadáver de tu agresor.

Nomade