Es el más verde de los pecados capitales.
Dicen que si fuera tiña
no se salvan ni el Presidente,
ni los Congresales.

Si te compras una casa, dirá sonriendo
más de un pariente: Este es un buen cuento,
o se encontró a la Virgen amarrada en un trapito,
para tener tanta buena suerte.

Es la envidia la que roe las entrañas,
la que retuerce las lenguas,
escarbando en el estercolero
y sembrando la cizaña.

Siempre oirán a alguien que diga:
A mi me contaron y es de buena fuente,
aún sabiendo los otros que es mentira.
El envidioso, con su palabrería atrae a la gente.

Es mejor apartarse de aquel que lleva la envidia
retratada en el rostro como Judas, besando al Maestro,
diciendo: Señor yo te amo, besando en la mejilla
a Aquel que nos dio de beber y el pan nuestro.

Nomade