Cuando eras niño y aún no caminabas fui tu apoyo y destino para tus primeros pasos y desde ese día nuestra conexión fue natural. En mi regazo muchas veces he escuchado tus penas, tus alegrías, tus risas y llantos, tus confidencias. También te acompañé en tus siestas y juntos los dos veíamos pasar nubes y pájaros, a veces las estrellas. Siempre estuve aquí, creciendo junto y para vos. Pasamos interminables jornadas de juegos, columpios, mates y mas de una vez compartimos almuerzos junto a papá, mamá y el perro Cholito, ¡ese sí que me tenía mal!, ¿recuerdas?...
Cuantos años pasamos juntos, casi una vida, si no fuera por hoy y el inicio de la construcción de la piscina y yo justo en el medio del terreno y según el plano, no debería estar ahí. Mi savia se derrama por mis tallos y mis hojas, pero esto no cuenta y vos solo me viste árbol, nunca viste mi esencia solo mi presencia. El nogal, fue derribado, pero en el tiempo su recuerdo algún día amanecerá o bien algún brote olvidado emergerá…
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