Estoy disperso,
camino entre el sueño y la piel de mil pesadillas . . .
mi cuerpo olvida sin elección el lenguaje
que inscribiste en su pasado.
(memorias tuyas se revientan en las palabras que te escribo).
La lluvia murió y no dejó algo para recordarte . . .
¿Hay vida después de ti?
Ni siquiera el Jeréz parece entender
mi acrobático deseo
por arrancarte de los labios.
Convertiste en piedra
a todas y a cada una de las mujeres
que han llegado después de ti . . .
qué mausoleo tan oscuro y frío me habita.
He profanado
en mí lo más sagrado . . .
el humano gesto de sonreír.
Mis pasos me llevan sin voluntad,
sin remedio,
a la mesa, a la cama,
al cuarto donde alguna vez
existieron desnudas y en libertad
cientos de cosas de ti.
La música nuestra suena vacía;
no es la misma:
faltas tú y tu baile.
Has muerto
y no te puedo enterrar . . .
deberían de prohibir ésto,
castigar a la memoria:
Encerrarla por exhumar recuerdos.
Tal vez así podría aceptar
tu partida y volver a Dios.
Dejarte flores en el cementerio donde reposas . . .
y negar tu perfección.
¡Ay pequeña Kiara!
¡Deliciosa y perversa Ninfa!
Me sangra encontrarte en todo . . .
¿Porqué no te fuiste completa?
¿Porqué te atrapaste en mí?
No voy a volver a escribirte.
Texto agregado el 09-11-2007, y leído por 128
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
20-07-2008
Realmente me ha gustado tu poema, lo leí y rápidamente lo he vivido, más allá de la atención y la visión con la que llegué hasta el...
Saludos y estrellas. Entinieblas
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login