Brazos al cielo


Veo los brazos alzarse hacia el cielo, gris como nunca, trayendo oscuridad en pleno día. Alrededor se escuchan los murmullos, apaciguadores, exaltantes, inquietos, vivos y escalofriantes.
La lluvia tranquiliza mi cuerpo, escurre por mis brazos, cansa mis piernas.
Se alzan completamente, veo la cara de mis compañeros, creo que están más grises que el cielo, incluso la oscuridad es más clara que los ojos de mis amigos. Se transmite la desasón, si había esperanzas, estas se fueron con las gotas de lluvia hacia el pasto. Pasto verde como siempre, pero cual trampa de arena, traga los sueños de algunos, deja pasar las glorias de otros.
El murmullo se hace estremecedor, lo oigo claramente, el agua me rodea, las nubes se quedan, el sol que nunca estuvo, desaparece completamente, aplausos y gritos escucho. Pena y rabia siento.
Suena el silbato, las gotas de lluvia cubren todo, limpian caras, mojan ropa, cansan cuerpos.
Me encuentro con las miradas de mis amigos, ya nada hay que hacer, ese silbato indicó el fin de nuestros esfuerzos, de toda la fe que nos teníamos, de todas las alegrías que recogeríamos. Miro hacia el marcador, no podría ser más claro.
Los brazos indican hacia la mitad de cancha, las miradas se vuelven, unas a la tribuna, otras hacia el lado, las nuestras hacia el césped, nuestros corazones laten.
Camino, apenas muevo las piernas, grafica lo que hice en todo este tiempo.
Me dan una palmada en la espalda, veo y y sonrío, todos corremos hacia los camarines, un 3 a 0 no es nada, todavía nos queda el segundo tiempo...