Inicio / Cuenteros Locales / abrakadabra / Dejar partir (una historia de amor).
Lo ví de pronto, al pasar frente a la vidriera de una casa de antigüedades. Estaba allí, con los juguetes antiguos, sentado junto a una colección de muñecas de porcelana y autitos de madera. Todavía llevaba en su cuello el viejo lazo de raso celeste. La felpa color caramelo que cubría su cuerpo se veía gastada por los millones de caricias recibidas. Estaba allí, después de tanto tiempo, mi pequeño oso de peluche, esperando que algún niño fuera a rescatarlo de ese encierro de escaparate.
¿Cómo lo reconocí?, no podría explicarlo, pero así como se reconoce a un viejo amigo en medio de la multitud, aunque hayan pasado los años y su cabello se haya vuelto blanco, del mismo modo supe en el instante de mirarlo que ése era, o había sido, el compañero confidente de mi infancia.
Tal vez había llegado hasta allí con la subasta de los bienes de la familia, luego de la quiebra de mi padre, aunque era extraño no haber encontrado ninguna otra cosa, ni las pinturas, ni los muebles tallados o los candelabros. Sin embargo, él, solamente él, resurgía del pasado para llevarme otra vez a ese tiempo que había olvidado, llenando mi alma de recuerdos.
Dudé unos minutos, parada frente a la vidriera, pero al ver el rostro amable de la empleada decidí entrar. Le pedí ver el osito de peluche. Me lo alcanzó con mucha delicadeza, sonriendo y comentando que ella, de niña, tenía uno parecido al que le tenía mucho cariño.
Cuando lo tuve en mis manos volví a sentir la suavidad de su cuerpo, sus orejas pequeñitas y regordetas, y ví sus ojos verdes, cristalinos, que me miraban con el afecto de siempre. Entonces los recuerdos se abalanzaron sobre mí, me rodearon llenando toda la tienda con risas de niños y olor a pan recién tostado, mientras pasaban frente a mí mis hermanos varones, como siempre, intentando arrebatarme mi osito sólo para molestarme. Ví a mi madre, cuando me enseñaba a anudar el lazo de raso celeste con un lindo moño, y a mi padre, cerrando la puerta del escritorio para que no lo molestáramos con nuestros juegos. Todos ellos estaban allí, conmigo, y fui niña otra vez.
Cuando volví a tomar conciencia del lugar donde estaba, sentí que la empleada me había tomado de un brazo y me ofrecía sentarme. Yo tenía al oso abrazado con fuerza contra mi pecho y estaba llorando. Me disculpé, balbuceando una excusa incomprensible, mientras la mujer me miraba con una mezcla de ternura, incredulidad y sorpresa.
En ese momento, la campanilla de la puerta anunció que entraban más clientes. Eran una mujer joven con una niña pequeña. La niña fue directamente hacia el estante donde había estado sentado el oso y al ver que estaba vacío exclamó :
- ¡ Mamá ! ¡se lo han llevado!. ¡ Ves que teníamos que venir antes, ya lo compraron!
La empleada, que la había visto día tras día contemplando al osito a través de la vidriera, la calmó diciendo:
- No, querida, aquí está. Esta señora lo estaba mirando.
La niña caminó hasta mí y me miró, suplicante, mientras yo permanecía allí, aferrada a mi tesoro.
- Señora, usted no se lo va a llevar ¿no es cierto ? - preguntó temerosa - Mi mamá dijo que cuando fuera mi cumpleaños me lo iba a comprar ¡ por eso tuve que esperar tanto !
Al ver la desesperación en sus ojos entendí que no tenía sentido aferrarme al pasado. Entonces abrí los brazos, lo besé por última vez y dejé que lo tomara. Mi amigo de peluche tendría una nueva oportunidad de ser amado.
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Texto agregado el 07-11-2007, y leído por 670
visitantes. (17 votos)
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Lectores Opinan |
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20-01-2010 |
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Corrección:
Tu estilo es claro, diáfano y NO da mucha vuelta para expresar una idea. inkaswork |
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20-01-2010 |
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El fondo de tu cuento contiene un acti de desprendimiento que conmuebe al lector. El efecto parece real, cuando sabemos es mera ficción. En cuanto al estilo, es mi preferido. Tan cortito y da mucha vuelta para expresar una idea. En buena cuenta, eres una diestra para la narrativa. inkaswork |
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11-10-2009 |
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Muy buena historia, se saborea muy rico. Tu estilo me gusta mucho, creo es como el mío mas directo y sin rebuscamientos. La historia es preciosa. tigrilla |
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27-03-2009 |
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Que emotividad, dejar ir es amar ximenasol |
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04-08-2008 |
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Muy buena historia con un final tierno y emotivo.***** almalen2005 |
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13-07-2008 |
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Es una historia tierna y me gustò el final y estoy de acuerdo con lo que dice logan 5. doctora |
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02-07-2008 |
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Hoy he leído dos relatos conmovedores. Uno es esta historia si se quiere, triste. Sin embargo, tiene un punto que le da balance a las emociones y es ese acto de desprendimiento de algo tan valioso en favor de un tercero. /// Tu protagonista es una persona muy bella; dejar ir a quien se ama es un acto de amor. logan5 |
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22-05-2008 |
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Gracias por esos minutos de buena lectura.Felicitaciones! yuro |
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08-05-2008 |
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asi es liliana, hermoso cuento que lleva a una verdad y a una acción sabia luzyalegria |
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08-05-2008 |
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Apelando al recuerdo, a los sentimientos.
Brillante cuento, felicidades. Un saludo de SOL-O-LUna |
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18-03-2008 |
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Un relato precioso, muy bien escrito. Medeaazul |
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04-02-2008 |
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Lo leí con mucha atencion y me parecio muy triste no siempre se tiene lo que uno sabe que trae alegria.
Sus 5* lovecraft |
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12-01-2008 |
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UN CUENTO REALMENTE CONMOVEDOR Y PRECIOSO. EXCELENTE!! HE PASADO UN RATO AGRADABLE. UN SALUDO!*****
josef |
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12-12-2007 |
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Tu cuento es muy conmovedor y más en estas épocas navideñas... perdón, no puedo seguir... se me hizo un nudo en la garganta... (no te rías, ¿eh?) goruzedri |
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28-11-2007 |
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Precioso. justine |
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26-11-2007 |
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Hermoso tu relato. Llena la mente y el corazón de ternuras. Y al leerte fluyen los recuerdos de la niñez ya ida. Gracias por traelo. Es agua de vida para mi existencia nomade |
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15-11-2007 |
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Qué tal este osito de peluche. Mira que pocos relatos en esta página se refieren a objetos, juguetes o mascotas, por ahí lo veo atinado y excusa perfecta para iniciar un breve viaje a la infancia, a la de tu protagonista. El cráter de la historia es muy emotivo, no me refiero al final, sino al climax que revela el ser llevada, del brazo, por empleada, tratando de calmar y el inmediato giro, la campanilla, la niña, el pedido, el punto ácido sobre la herida: esperar a que sea su cumpleaños para que le compren el oso, y finalmente el acto de desprendimiento. Saludos, me gusto volver a leerte. cvargas |
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14-11-2007 |
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Emotiva y tierna historia. Me ha gustado mucho. Saludos. Jazzista |
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13-11-2007 |
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Precioso, es un relato realmente bonito, encantador. Aunke yo nunca renunciaría a mis dinosaurios de plástico de cuando era niño :-D TejeCuentos |
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07-11-2007 |
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claro, claro los juguetes son para el mundo infantil, hiciste bien, que mejor que en vida uno puede gozar los ojos alegres y la sonrisa de un niño, con esto ya llevas en el alma un tesoro.5 on-line |
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07-11-2007 |
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Tierna historia, emotiva y real. Me gustó.+++++ crazymouse |
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