Cada día, nada más levantarse, se miraba al espejo, con la esperanza de siempre...
Cada día, observaba atentamente a esa persona que imitaba sus moviemientos desde el otro lado, deseando lo mismo...
Cada día, aquel que era su propio reflejo le hacía sentir desdichado. Siempre igual, siempre aquella cara, burlándose de él, recordándole su mal y sus penas.
Cada día, ese extraño tan cercano a él le hacia ver que la realidad no es como en los cuentos de hadas. No hay una princesa a la que rescatar de una alta torre. No hay un beso de amor que romperá el hechizo de la malvada bruja. No...
¿O tal vez si?
Porque la felicidad, aunque efimera, es aquello que tenemos al alcance de nuestra mano, a la distancia de un solo suspiro. Pero, ¿que tenemos más cerca que nuestra propia realidad? La vida no es un cuento de hadas, pero es un cúmulo de oportunidades. ¿Porqué no aprovecharlas?
Si estás enamorado, ¿porqué te lo guardas?
Si tienes una idea, ¿poqué no la compartes?
Si tienes un amigo, ¿porqué no confias en él?
Si tienes una oportunidad... ¿porqué la desperdicias?
Las dudas corroen los corazones débiles, pero... ¿porqué les permites hacerlo? Todos tenemos un luchador dentro, que intenta abrirse camino hacia la luz de la felicidad que brilla a nuestro al rededor... ¿porqué no le echas una mano? |