Querido hijo:

Tengo el corazón encogido. Acabo de descubrir tus primeras pintas. Las manchas que te identifican como hijo de tu padre.
Siempre han debido estar allí, pero quizás mi amor de madre, no quería verlas ó simplemente no habían salido en todo su esplendor a la superficie de tu piel. Y es natural que así sea, los genes se heredan, nos trasmiten una herencia y… ¿de quién va a ser sino de nuestros padres? No podemos hacer nada para cambiar esos genes cuando no son de nuestro total agrado, lo más constructivo ó positivo posible, que nos aseguren un camino de vida felíz y sin problemas.
Parecen defectos de fábrica ó perfección absoluta en el moldeado de nuestro Ser. Pero perfección absoluta sería estar integrado por la mitad de los genes de mamá y la mitad de los genes de papá. Y así debe estar formada nuestra contectura física pero también la interna, la emocional, la síquica, la espiritual. Por eso somos únicos, no hay dos seres iguales, no puede haberlos porque cada Ser se forma de dos seres que se conjugan en uno solo, el bebé. Y ese bebé no puede ser igual a uno de sus padres sino a los dos, es una combinación de los dos. Y cada uno de sus padres es la combinación de sus respectivos padres, abuelos del nuevo bebé..
Por lo tanto, hijo mío, eres único. Te pareces a tu padre pero no eres, ni debes ser, ni tienes porqué ser igual a él, ni exactamente parecerte a mí.
Yo sólo te formé, te concebí, fuí el horno donde tu padre incubó su esencia, su naturaleza, su energía de vida para darte vida a ti.
Y así por defecto, tú serás nuestro doble, nuestra combinación, nuestro heredero de genes, nuestra obra perfecta, nuestro mejor trabajo.
¡Pero allí está el problema.!
Que si eres nuestro mejor trabajo también debes tener nuestros defectos, así como nuestras virtudes. Si las virtudes que te trasmitismos se encuentran en abundancia y mayoría, de seguro el resultado no sólo es perfecto sino que hicimos una magnífica obra para la humanidad, un gran aporte a la sociedad; pero si no fué así, y esa es la otra alternativa que me asusta y acongoja, si en vez de virtudes te trasmitimos defectos en demasía entonces pudimos haber traído al mundo un ser que contribuirá en pequeña ó gran escala, según sea el caso, con la energía destructiva que amenaza a este, nuestro planeta.
Y ni siquiera podemos culparte porque tú no tienes la culpa de nada, nosotros te engendramos y nuestra culpa fué no habernos dado cuenta antes de la fuerte responsabilidad que significa engendrar. Porque antes de engendrar habría que purificar, esterilizar todos los instrumentos, desinfectar todo el ambiente pero más importante todavía, seleccionar los componentes ó genes que querríamos que mantener vivos para futuras generaciones porque de esa depuración depende el buén funcionamiento de una sociedad y la sobrevivencia de un planeta.
Como entonces culparte a tí de tus pocas ó muchas pintas de tigre si eres hijo de tigre. Tú tienes por razonamiento lógico que ser tigrito, aunque como cebra y madre egoísta deseaba con toda mi alma que fueras totalmente cebra.
Y tú dirás, ¿qué importa que tenga rayas ó manchas negras? ¡Importa y mucho! Las manchas negras te identifican, te definen como tigre y el tigre es un animal salvaje, carnívoro, depredador, mata para subsistir sin ninguna ley que las de la selva, no podría vivir en la ciudad porque no respeta las señales de tránsito ocasionando caos, como tampoco sigue ningún sistema de orden como no sea el propio:
“Yo, yo y sólo yo tengo derecho a lo que se me antoje”.
No respeta lo que no es de él porque tiene que sobrevivir a como dé lugar, lo que lo hace astuto, sagaz y agazapado dar el salto para obtener lo que desea y cree que le corresponde simplemente por estar allí. Su instinto animal no conoce el respeto a lo ajeno, a otros seres vivos, a unas leyes sociales que no funcionan en la selva. Simplemente es un tigre, debe unirse a una tigresa y vivir libremente en la selva, sin leyes para que toda la familia sea felíz.
La cebra, tiene toda su piel rayada con líneas negras que encierran su alma libre como la de un pájaro pero que por ser cuadrúpeda tiene que pisar tierra ó volar bajo. Su piel es el reflejo de una conciencia enjaulada, un animal que vive encerrado bajo los designios, las reglas de una conciencia que la eleva a la magnitud de docilidad. Es libre pero no salvaje, come hierva pero no carne, vive en grupo ó manada porque su docilidad le permite respetar las reglas del grupo, de su grupo familiar, de la sociedad, del planeta que la invitó a vivir. Es más humana que animal, más obediente que rebelde, más constructiva que destructiva.
Mi amor de madre te veía como bebé cebra pero ahora que has crecido mi corazón dio un brinco al descubrir tus primeras pintas de tigre.
Y no sé qué hacer…
¿Qué puedo yo hacer para que no salgan más pintas que te identifiquen como un tigre?
Que te relacionen con el grupo de los animales salvajes porque quizás te saquen de la ciudad y te envíen a vivir a la selva.
La culpa es mía al no darle importancia a los diferentes diseños que encierra un alma, al pensar que todos somos iguales bajo los ojos de Dios y quizás así sea porque todos somos criaturas de Dios, pero mi amor, tigre es... tigre.
Hay que respetarlo como tal, en su terreno y esencia, pero nunca se le puede dar la espalda porque de seguro ataca. Es traicionero, no es de fiar, nunca debería venir a la ciudad.
Tu parte cebra es tu balance, es tu salvación si quieres quedarte entre los humanos que esperan sacar adelante este planeta. La obediencia a las leyes de la sociedad, necesarias para la convivencia en grupo, te dán la libertad de convivir con otros seres humanos, de ser aceptado en cualquier lugar, de pertenecer a la sociedad y ¿porqué no?, de ayudar a salvar esta humanidad.
No puedo decir que la cebra sea mejor que el tigre y viceversa, cada uno tiene su función en este mundo, sólo que es muy difícil la convivencia entre los dos. Y esos dos mundos en una sóla combinación, me asusta porque lo ideal sería el balance, la mejor ubicación de las cualidades y defectos de cada uno, en los sectores de la vida.
Astucia, sagacidad para abrir los ojos a la ley de la vida sería muy útil, agresividad para desarrollar los negocios que te brinden la subsistencia familiar y docilidad a las reglas y leyes de la sociedad, sería la combinación constructiva de tus cualidades. En otra combinación, estas cualidades te llevarán de seguro a un caos de vida, que te harán ser más tigre que cebra.
El tigre vive por encima de su conciencia, la cebra no puede salirse de la cárcel de la conciencia que le dá la libertad de vivir dentro de cualquier sociedad.
La decisión es tuya y sólo tuya. ¿Quieres ser tigre ó quieres ser cebra? Escoge una sóla personalidad para que te indentifique y depende de las cualidades que en realidad desarrolles te saldrán más rayas ó… más pintas.
Quiero que recuerdes que yo soy tu mamá, te quiero, te amo, te adoro, pero me asusta no saber qué camino escogerás.

Mamá