Quizá un poco por los pecados cometidos, quizá otro tanto por evitar mirar hacia el abismo de la verdad, donde se esconden esos terrores innombrables con los que no queremos enfrentarnos (al menos mientras eso sea posible), quizá por costumbre, quizá por el miedo de desarticular la tranquilidad de la rutina, miré hacia un lado, lo hice permitiendo subir a la consciencia solo lo necesario de ese saber para que no me amargara el café. Como ese rinconcito oscuro en la habitación que la luz no consigue iluminar del todo, así estaba ese pensamiento, esa sumatoria de detalles que para cualquier espectador neutral hubiese sido evidencia incontrovertible, yo lo solapé lo cubrí con un pañito, lo obvié, y así seguí mi vida. Pero sucede que esas cosas no se quedan quietas, te asechan, aguardan el momento mas inoportuno para salir a flote y, como era de esperarse, así sucedió.

Dejar entrar al enemigo a tu casa es ya de por sí bastante malo, pero no saber que lo es, eso si que empeora las cosas (la mayor virtud del demonio es convencerte de que no existe). Como todo, no sucedió de golpe, fueron una serie de circunstancias que fueron fluyendo para terminar es esas escenas grotescas que todavía no puedo quitarme de encima.

Como pude apartar de mi mente las miradas, las mentiras evidentes, los deslices. Hoy por hoy, viendo hacia atrás, sé que si, que hubo algo, aunque por otra parte también sé que pondrá su cuerpo en una braza ardiente antes de confesarlo, él preferiría la muerte antes de enfrentar sus propios fantasmas, antes de confesar lo que para los demás es ya evidente.

Quizá el mayor problema sea, separar la paja del trigo, separar lo que es evidente verdad de las exageraciones las mentiras tras mentiras para desacreditar, para ocultar para tapar con una mentira evidente lo que es una sutil verdad, yo he visto ese proceso, lo he visto y lo he vivido. Siento que una verdad fundamental debe ser al fin develada para poder seguir en paz con esta relación, de no ser así, nuestro futuro juntos se vería seriamente comprometido; puedo soportar los errores, pero no puedo con el ocultamiento, no puedo con la doble vida porque eso sí, de verdad, es traición, al menos eso es lo que considero yo.

Ojala el poder de la negación no sea tan fuerte como el poder de la sinceridad, la pelota está en su terreno, veremos que pasa, espero la mas cruda de las honestidades porque con eso, si puedo lidiar.