1.-Me levanté y pude ver todo oscuro. Caminé lentamente sin rumbo y tiritaba. Sentía frío en mi cuerpo, hacía mucho frío. Abrí la puerta y me arrastré hasta mi habitación, subí las escaleras y me detuve a pensar, pero sin recordar nada. Miro las paredes todo parece tan sombrío, oscuro por doquier, mi vida era un desastre en aquel momento. Una luz pareció iluminar la habitación por un instante, pero lo ignoré. Miré la ventana y note en mi reflejo solo una gota de sudor. Estaba decidido, mi corazón no palpitaba y mis arterias habían dejado de fluir sangre. Era el fin, había llegado ese momento en que todo se derrumba y la vida es un infierno. Ya no recordaba, no quería recordar y no quería recuerdos de nada, ya que nada valgo. Trate de recorrer mi pasado pero algo lo impedía. Una garra arrasó mi cara y manchó el piso y salpicó sangre. Todo a mí alrededor destruido, inclusive mi persona, no haber conseguido lo que tanto anhelaba, lo odio. ¿Que es el amor?, no lo conozco, daña, hiere en lo más profundo. Una imagen de mí atraviesa mi cabeza y no hay pena, sino dolor, dolor físico y psicológico, era yo tirado en el suelo pero sin rostro, se notaba tristeza de tan solo verme. Brota de mi cara cada vez mas sangre, y todo parece nublado ante mis ojos, un reflejo de mí nuevamente pero esta vez no en mi ventana. Todo tan extraño. Golpeo las paredes y tiro todo, que parecía golpearme cada vez, pero el dolor no lo sentía, había dejado de sentir. Veo mi espalda y tres rasguños puedo notar, que era, me preocupaba. Más sangre cada vez, mis brazos estaban casi muertos, me acerco a mi ventana nuevamente, lentamente y cuando llego siento la entrada de mí mismo en mi pecho, sin explicación, pero me ayudó a tomar una decisión. Estaba decidido, “no hay nada mas preciado que la muerte”, la vida es puro dolor, puro sufrimiento. Miro abajo y todo parece nublado, veo carmesí, mis ojos lloraban, lloraban sangre. Lágrimas de dolor, por no estar con el amor que deseaba. De pronto mi aliento se congeló y mi latir expiró, mi respirar inexplicable. Caí lentamente y mi vida sucumbió. Perdí lo más preciado de la vida y gané el descubrimiento de lo impredecible.
2.-Me levanté y sentí ruidos, caminé agotado, completamente sin orientación. No sentía nada, ni siquiera el descanso, no podía tocarme, solo sentía algo, el calor del cuerpo. Me encaminé a ese horrible ruido, tanto sufrimiento, en algunos momentos, creo que corrí. Me detuve a pensar, había muerto. Que extrañeza, tanto sufrimiento, dolor, no haberlo consolado en la vida. No entendía este sentimiento, el alma estaba destrozada. Lágrimas caen y no siento mi respirar. Decidí conocerme, sentía el arrepentimiento. Me deje arrastrar y abrí una puerta. Estaba oscuro, sombrío, había completo silencio. Tape mi cara de dolor, el traerse los dolores es peor que vivirlos. Subí las escaleras y parecía que recuerdos venían a mi mente, mi niñez, mis alegrías. Nuevamente ese dolor infernal en mi mente que caí arrodillado de sufrimiento. Abrí una puerta a penas y no pude ver. Veía borroso. Algo impedía mi vista, ¿porque no ver tras esa puerta?, ¿que era esa barrera? Una lágrima calló e iluminó todo por un instante, pero ninguna reacción en mí. Mi vista aclaró y pude ver a penas. Me encontraba mirando hacia la ventana. Tenía una gota de sudor en mi cara. Podía recordar, tanto sufrimiento, por una pérdida. Mi muerte estaba destruida, luego mire hacía mi interior, y me pregunté si era esto lo que realmente quería. Tanto sufrimiento quererlo desechar, la vida no está hecha para soportar tanto dolor. Pero ¿la muerte lo está? Me sentía tan confundido, tan destruido. Trate de caminar y tocarme pero me hice más daño, rasguñeé mi espalada, pero mi otro yo no lo sintió, mi cara sangraba, y yo lloraba, pero no podía hacer nada para evitarlo. Verme sufriendo era peor que vivirlo, ver a otro sufrir duele más que sufrir uno mismo. Entonces me di cuenta que en la muerte hay más dolor que en la vida. Rendido, caminé a la ventana y mire. Pensaba en que “no hay nada más preciado que la vida”, la muerte es puro dolor, puro sufrimiento. Miro hacía abajo y todo parece nublado, esta vez si sentía dolor. Yo destruía las cosas y pude ver en mí tres rasguños en mi espalda, sin significado, sin importancia para lo que vivía en ese instante. Traté de recordar, pero mi mente estaba en blanco. Nuevamente miro abajo y siento la entrada de mí en mi espalda, seguro de sí mismo. Entonces me decidí, estaba seguro de qué hacer. Mis ojos dejaron de llorar, y de sentir temor por la muerte y la vida. Me lancé fuera, parecía que caía al vacío, pero tenía un relajo en mi ser, al fin respiré, suspiré. Y sentí mi caída en el suelo.
3.-Abrí mis ojos y pude ver bien. Ya no estaba nublado. Una poza de agua a mi lado, me arrastré y mire mi reflejo nuevamente. No tenía rostro, y al fin comprendí, que la muerte no es la mejor opción. Este no era mi destino, mi camino a seguir. Me levanté y mis dos yo formaron uno solo. Mire al cielo y recordé. Ese dolor en mi pecho. Alguien se me acerca por atrás y quita de mi camisa, y siento las suaves manos que quieren curarme. Hay gente que me necesita, que me ama, y que yo amo y no puedo estar sin ellos. Los tres rasguños en mi espalda desaparecen, ese era mi impedimento para morir, solo ella curaría las heridas que me causé. Nos miramos y lloramos juntos. La noche dejo caer sobre nosotros la lluvia mas intensa de esos tiempos. Empapados nos besamos, sin remordimientos, sin pensar en nada. Ambos sentimos el amor, renaciente. Las penas siempre se curan, ya que para todo existe una cura. Al igual que hay varios caminos a seguir, solo importa tomar el correcto. El frío de la vida se transformó en calor, pero no el calor de la muerte. La vida y la muerte están llenas de misterios, pero más la vida. Se conoce el amor, pero también se conoce el dolor y el odio en la vida. Lo importante es saber recordar para tomar una decisión apropiada, eso fue lo que aprendí en ese momento y desee que todo hubiese sido un sueño, pero no lo fue…
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