Oda a la Mariposa.
Criatura dulce, fina, y tierna.
Tejes en tu alma
recuerdos de una vida fugaz,
que cae en mi noción de segundos.
Naces de un panal de esperanzas,
Para renacer como majestuosa reina
De los cielos fugazes,
y así vivir el día, de los renacentistas.
La esencia de tu belleza cae
Como cae al viento, sumergida en nada.
Y aun así pesa, pesa en recuerdos,
Recuerdos de la eternidad fugaz de tu alma.
llama la atención tu aletear sereno,
Como celestes en el manto negro de una imaginación soñadora,
Dama de los días, dama del instante,
Explícame la serenidad de tus pasos.
Dame corrección de mis noches,
No lúgubres, no simples
Si no estrelladas y calladas
Como las tuyas...
Explícame en el sereno
de una fugaz celeste, en la cual escribí
tu nombre con pensamiento.
Para calmar mi pasión y deseo.
Explícame sereno amado de los días,
como el pensador, que una vez murió como piedra
haciendo la cuestión de un loco escritor pensante.
Explícame ¿donde nace tu vuelo al juego de la muerte?
Nada se como poeta, nada se como yo,
En el cambio de un día, se fue un deseo,
En el cambio del deseo, se fue la vida,
Y en el cambio de la vida, cayo el sereno.....
Cayo el sereno. Paso frágil y seguro
De una alondra; llamada estrella fugaz,
De real magnitud y suavidad.
De una dama, majestuosidad de deseos.
Y aquí postrado estoy en la cima de tu recuerdo,
Pidiendo el deseo, de tener un deseo nuevo
Y volver a tus alas, luciérnaga opaca
Que terminas brillando a la luz de mi vida.
Alberto Cifre.
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