Esta es la historia de una pequeña lamparita que luchaba por sobrevivir, a las penurias que le había tocado padecer.
Una tarde, su mamá la recriminó y castigó, apagándole la luz de su mecha, sin pensar en el gran daño interior que su hija, la lamparita, sufriría
Se había portado mal, le habían encomendado la tarea de alumbrar el cuarto de la casa y la lamparita no obedeció y dejándose llevar por su niñez, se fué a jugar con sus amiguitas, otras lamparitas vecinas.
Cuando regresó de jugar en el parque con sus amigas, su mamá estaba muuuuy enfadada y como sanción la apagó, dejándola en la más completa oscuridad y nunca más… ¡ la encendió.!
La Lamparita lloró y lloró, pero su mamá no se conmovió y jamás le encendió la luz que la hacía sentir viva y querida, por lo que la lamparita más amaba, su mamá.
Entonces, al no poder lograr que la perdonara, decidió irse muy lejos, y buscar a otra mujer que le encendiera su luz, pero….no encontró ninguna que la adoptara como su hija.
Nadie la aceptaba como compañía porque La Lamparita no lucía bonita ya que, la luz que irradiaba era muy tenue, pobre, opaca, no alumbraba nada ni mucho menos, brillaba.
¡Pobre lamparita! ¡ Que mal se sentía!
Nadie la amaba, nadie la quería en su mesa de noche, nadie se maravillaba con su belleza sin brillo.
Pero… la tristeza desaparecía cuando La Lamparita se encontraba en su deambular con otras lamparitas iguales a ella, con los mismos problemas que ella, con sus mismos traumas.
Todas juntas hacían sus propias fiestas y celebraban que no tenían dueño por lo tanto eran libres de hacer lo que quisieran y desearan.
El problema residía en que no eran sinceras entre ellas ni consigo mismas. ¡Se engañaban!
Querían creer que eran felices, querían decirle a todo el mundo que era mejor no tener dueño, ser libres. Pero…¿ de verdad eran libres?
En el fondo de su esencia lo que deseaban era que sus mamás, les encendieran la luz y poder sentirse útiles y amadas nuévamente.
Pero, solo la mamá tiene la llave que enciende esa luz tan necesaria e importante para las lamparitas: “El Amor”.
La Lamparita se acercaba a cualquiera que se le pareciera a su mamá, para ver si sabía encenderle su luz, pero nadie podía hacerlo.
Y una lámpara que no alumbre, no sirve para nadie en ninguna casa, pero tampoco para sí misma, ya que no se siente feliz ni valiosa en el mundo, camina a ciegas, en la oscuridad.
Entonces, no le quedaba más que desaparecer, era la única solución:
“Desaparecer del mundo”
Y así empezó a buscar todas las maneras posibles para autodestruirse, deseaba... ¡ morir !
Se lanzó al vacío desde un puente, pero cayó a un lago y no se ahogó, flotó llegando luego a una playa donde una niña la recogió. La puso al sol para que se secara y la llevó a su dormitorio, pero…no se iluminó cuando la niña intentó encenderla.
Y entonces, nuévamente fué dejada de lado, y tuvo que emprender su viaje por el mundo, pero ahora confirmaba su decisión, deseaba morir y tenía que encontrar otra forma de lograrlo.
Vió venir un camión por la carretera y se le puso en el camino para que la atropellara y acabara con su sufrimiento.
Pero al chofer lo acompañaba su hija, quién al darse cuenta de la tragedia ocurrida, bajó apresurádamente para recoger lo que quedaba de la pobre lamparita, llevándosela para su hogar.
En la mesa de la cocina, reunió todos los pedazos, los pegó con goma y armó el cuerpo de la lamparita nuévamente.
Trató de encenderla pero…tampoco lo logró.
¡ La Lamparita no servía !
¡Una y otra vez la historia se repetía!
Otra vez la deshecharon y tenía que buscar como desaparecer, era lo que más deseaba, cuaaaanto lo deseaba..
De pronto, La Lamparita vislumbró a lo lejos un gran incendio y supo que era la solución a su problema existencial…¡ el fuego!
Así no quedaría nada de ella y nadie podría, ni siquiera intentar… resucitarla.
Cuando se encontró en el supuesto infierno y empezaba a chamuscarse, los bomberos llegaron con grandes mangueras de agua que sosegaban el fuego rápidamente y ¿que creen? la lamparita agonizaba, pero… todavía respiraba!
La Lamparita lloraba y sufría mucho porque nadie podía ayudarla, ni lograba que la encendieran nuévamente pero tampoco lograba morirse para siempre.
¡ Era un fracazo!
No podía vivir pero tampoco podía…¡morir!
Al oirla llorar, la señora bombero, se conmovió, decidió ayudarla. Muchas cosas ella había salvado del fuego que su esposo, el señor bombero, apagaba, cuando se encontraba prestando “ servicio”.
La Lamparita medio achicharrada ó casi toda chamuscada, fué recogida por la señora Bombero, quién se la llevó a su casa, para limpiarla y remodelarla totalmente.
La colocó en una mesa y la observó detenídamente.
Con mucho amor y paciencia fué quitando todo lo quemado y luego le colocó un nuevo cuerpo. ¡Se veía preciosa!
Con una cara totalmente nueva y unos colores muy alegres. Pero… cuando intentó encenderla…¡ No alumbró,! ¡No Brillaba!
¡Qué extraño! Ella había revisado todas sus partes, todos los detalles.
Sin embargo…¡.No Encendía!. ¡Qué lástima! ¡ Tan bonita que le había quedado la restauración y tan inutil que había sido. Qué más podría hacer que… ¡deshecharla!
Así que no encontrando ya nada más que cambiarle y no entendiendo porqué no encendía si casi todas sus partes estaban nuevas, se decidió y como último recurso acudió con … El Fabricante que construyó a La Lamparita, para que le ayudara a encontrar el problema. El Fabricante le dió la mala noticia de que todo artefacto tiene su tiempo de vida y que quizás el de la lamparita, podía haber terminado.
Pero si no fuese ese el caso, La Lamparita tendría que querer vivir, servir, ser útil por ella misma para sí misma, desear iluminar y cumplir con su propósito de vida.
Aunque nadie la necesite, el propósito de vida de toda lamparita es iluminar, brillar. Dependiendo de su brillo, siempre habrá alguien que desee poseerla, ó deleitarse con su luz, con su resplandor y junto a todas las lamparitas del mundo iluminar el planeta Tierra, en el universo.
--“Pero….si La Lamparita no quiere vivir, nadie puede hacer nada, ni usted ni yo, porque yo quiero que ella sea felíz y si morir es lo que la hace felíz, Yo la comprendo” dijo …El Fabricante.
--¿Que pasará luego con ella?” preguntó la Sra. Bombero.
--“Nada” Respondió el Sr., Fabricante.
--“La echarán a la basura y luego a los incineradores para cumplir con …su última voluntad.”
La Sra. Bombero no se resignaba y pidió tiempo para conservarla y tratar de encontrar algo más que hacer, un último intento. ¿Que más podría cambiarle?
Sentía que algo podría descubrir que le ayudara a salvarla, antes de tirarla al basurero como… “Material Defectuoso…Inservible”
Y decidió actuar como una loca hablándole a La Lamparita, pidiéndole que la ayudara a… ayudarla, a salvarla. La señora Bombero le expresó sus sentimientos, su deseo de alumbrar una mesa esquinera, una mesita antigua y rara que tenía sin luz porque no había encontrado la lámpara perfecta que la iluminara, pero tenía un significado tan especial como esta lamparita había adquirido también, en su vida.
¡ A los dos los había salvado del infierno, de la muerte!
Pero ella, La Lamparita tenía que desear con toda intensidad brillar, alumbrar, ser útil otra vez al mundo. Y...¡ nada pasó!
La Lamparita no se inmutó, no se conmovió, ya que simplemente no le creyó a la Sra. Bombero que de verdad la quisiera por su belleza, por su luz, por ser una sencilla y simple lámpara. La Lamparita pensó que, la Sra. Bombero solo quería utilizarla para resaltar la belleza ancestral de su antigua repisa. Y era tan grande su resentimiento contra todas las señoras mamás, que la quisieran solo para iluminar habitaciones, muebles u otras cosas más amadas, que no deseaba dejarse engañar. Al no lograr nada, la Sra. Bombero pensó entonces en lo que El Fabricante le había hecho saber: “ Si ella no quiere, nadie puede hacerla brillar para otros” ¡Así que se resignó!
Pero …no la botó, ni la deshechó, sino que la colocó en el estante de su cocina donde todos los días la podía disfrutar durante todas las horas del día, ya que al lado de la ventana, la luz del sol iluminaba y resaltaba su innata belleza.
Y entonces, La Lamparita sí se sintió apreciada, valorada y amada por ella misma y no por el beneficio ó trabajo que pudiera prestarle a la Sra. Bombero.
Una noche de tormenta, truenos y relámpagos, la luz eléctrica se apagó y ¿la del sol? ¡Se encontraba muy lejos! Entonces la Sra. Bombero intentó una vez más encender la mecha de … La Lamparita y ¿qué creen…? “El Milagro Sucedió”
La Lamparita en agradecimiento al amor de su nueva mamá, iluminó con todo su resplandor la oscuridad en esa noche de tormenta.
Y se sintió...¡ Feliz, Viva, Util Nuévamente!
Una mamá había apagado la luz de La Lamparita por mucho tiempo, pero…otra Mamá había logrado … el ansiado milagro.
Una nueva mamá había descubierto ... la llave que abre todas las puertas a La Vida…
¡ LA PUERTA DEL AMOR!
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