Al día siguiente, la nueva doctora regresa al hospital, mas sangrienta que nunca.
Perfil de la doctora:
*Usa falda corta.
*Le gustan las tripas frescas.
*Bebe dos litros de sangre por día.
*No come corazón.
*Es cruel.
*Es vegetariana en sus ratos libres.
*Es soltera y le gustan las orgías.
*Maneja hábilmente el bisturí.
*Voz encantadora.
*Es seductora.
*Es ermitaña.
Su relación con Pam y Nati -las maliciosas cotorras- no es la mejor, pero se ganó el puesto, sea como sea, la noche anterior la doctora se llevó la cena a su casa.
El día comienza tranquilo con pacientes impávidos, y sus enfermedades leves que serán erradicadas como hacha a la raíz cuando les llegue el turno. El paciente de hoy de la doctora se llama Ernesto, así se presentó en mesa de entrada, con su tarjeta vip que le asegura descuento. Un tipo de tez pálida y ojos aceitunados. Ella sonríe. El también. Entrelazan miradas.
-¿Qué es lo que te ocurre Ernesto?¿Cuál es tu síntoma?
-¿Perdón?
-¿Qué sientes?
-Siento dolores en la zona lumbar.
-A Adán Dios le quitó una costilla.
-¿Perdón?
-Relájate, enseguida regreso.
Ernesto, pensativo, miraba el techo, mientras el ventilador giraba. Ella regresa con una bolsa.
-¿Qué es eso?
-Acuéstate en la camilla.
Ernesto se acuesta en la camilla con ambas manos cruzadas sobre su ombligo.Ella se acerca con la bolsa y acerca la lámpara de 120 watts, iluminando así el rostro del buen hombre.
-Ernesto, quiero que me digas cuando fue la última vez que soñaste.
-Ayer por la noche.
-¿Y que soñaste?
-Iba yo caminando por un túnel con una mujer, hasta que llegamos a un orificio rectangular que había a altura media, en la pared, donde tal vez podría yo pasar. Ella, la araña, me dice: ¿Vas a pasar?. Le digo: me vuelvo. Doy media vuelta y vuelvo atrás por el túnel, pero enseguida regreso hacia la pared que contenía el orificio, y me despierto.
-Te diré lo que haremos Ernesto, te sacaré la zona lumbar así no te duele mas.
-¿Como así nomas?
-No, tengo que trabajar en la zona afectada, como comprenderás...
-Ah entonces, adelante.
-Primero golpearé tu rodilla con un martillo.
-Ayy
-¿Que te duele?
-¡La rodilla!
-¡Pero si no he golpeado tu rodilla, te he pellizcado el brazo!
-Ahora golpearé tu rodilla.
-Ayy
-¿Que te duele?
-El brazo
-¡Pero si he golpeado tu rodilla con mi martillo!
-Ah ¿si?
-Tu padeces dolores imaginarios.
-¡Pero si me ha golpeado doctora!
-¿Yo te he golpeado?
-Si.
-¿Dónde?
-En mi brazo
-¿Cuándo?
-Justo después de extirpar mi zona lumbar, mis costillas, y...
La guadaña bajó fuertemente cortando su cabeza. Ella sonrió y dijo: Perdón me olvidé de ponerte anestesia y ya lo sé, no volverás a tener dolores en la zona lumbar.
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