DIAS DE PIZARRA Y YESO


Saltando sin red
el tiempo, cual trapecista
pasa descarado ante nuestra vista.

Prohibidos pensamientos anidan nuestras mentes
aquellos que normalmente
se guardan escondidos.

La soledad arruga corazones
sentimos grietas por muchas razones
al bailar con los recuerdos.

Días de pizarra y yeso
que con tiza se escribieron en nuestras historias
y que no borraron nuestras selectivas memorias.

Caricias huérfanas de piel
que ahora buscan acomodo
aterrizando de cualquier modo.

Mariposas de metal nos sobrevuelan
mientras continúa el juego
del rezo, del nuevo ruego.

Esta civilización es débil como el cartón
lo vemos cada día desde nuestro salón
al encender el televisor.

Somos como pirañas,
si yo no te muerdo
¿Por qué tú me arañas?

Rompemos nuestras vestiduras,
desligamos nuestras ataduras
para andar sin cadenas.

Corremos ahora descalzos sobre la verde hierba
a todos nos hierve el interior
si cerramos los ojos sin pudor.

Corremos no queriendo ver
que la hierba quedó atrás,
y lo que pronto pisaremos
será sólo desierto
sólo soledad
sola la tierra
mientras con lágrimas de humo
los árboles lloran la tragedia
que les brindamos en bandeja de oro.
Inmóviles perecen
añorando a los animales ausentes.