Tiempo que no escribo un cuento
Espacio, espacio de tiempo
Lanzo ideas, como flechas sueltas
Sobre un vasto blanco, diana incierta
Antes no terminaba la idea, sentía que no era necesario llegar con las palabras, puesto que mi entendimiento ya había ido y venía de vuelta, eso justificaba el hecho de perderme antes. Pero no creo que sea cierto o muy cierto o siemre cierto. Muchas veces la real paja gobierna la vida disfradaza de algún tipo de explicación. Como cuando me disfracé de loro tricahue.
Era la fiesta del pololo de una amiga, yo me había olvidado, era, como hoy, una noche solitaria, estaba triste, había ido a la plaza Ossandón, a nada, a estar, simular una aventura, la de salir de la casa cuando es amada y también es cárcel.
Bueno, llamó mi amiga a preguntar si iba a ir. Era verano, yo llevaba puestos unos pantalones verde pasto y una polera azul. Tenía que ir, pero no quería disfrazarme. Me acordé de os tricahue, que eran considerados medio plaga en Ñuñoa y La Reina. Verdes con Azul, lo sé porque Oz cazó uno de esos y lo recuerdo porque son colores sagrados, lo leí en Popol Vuh, creo.
Volví a casa, busqué en Internet una foto y el nombre científico, lo anoté debajo del común en un papel que pegué en mi pecho y pinté mi cara con pinturas de teatro. Así no me esmeré demasiado, no me cambié del día, pero fui muy conceptual al parecer, nadie enganchó. Claro, mi amiga, por ejemplo, estaba de enfermera con mini, muy sexual y yo, ul loro tricahue, jaja.
Hoy podría disfrazar pajeramente el hecho de esconderme, podría decir que estoy tan sola porque nadie llama. Pero no es tan cierto. Yo rehúyo también. O digo no o no digo algo o luzco demasiado tímida, cuando no lo soy o rarita...Así concluyen varios.
Y no sé si esto de ir al templo y a estudiar y lo de no fumar (bajar intensidad, para no ser hipócrita) y vestirme de blusa, tiene una intensión oculta. Debe ser así, yo no dejo nunca una razón sobre la mesa.