Cada partícula de polvo, cada centímetro de la pared (sobre todo esa parte que acariciaste con tu trabajo el otro día), cada esquina, cada disco, cada una de las rolas, el estéreo, la escalera, tus hijas (tus plantas), los ventiladores, el vasito de piedras de colores (y las piedras de colores), las escobas, las mesitas negras, los platos de plástico color vino, y los vasos con flores te piden, te sueñan, te anhelan… Hablé con todos ellos y les dije que ya vienes, que vas a regresar, que tu voz grave los volverá a llenar, que tus pies tocarán otra vez cada losa, cada escalón.
Los niños (los juguetes) han estado llorando, y hablan entre ellos despacito, para que yo no oiga, comentan tu ausencia y se preguntan qué fue lo que pasó… dicen que me veo flaquita y quieren verte. Piti y los leones se consuelan mutuamente y hasta duermen abrazados, y Pirriti explica a Pepe, a Tobín y al resto de la banda que tú eres el más fuerte, que eres el mejor y que sabrás por dónde regresar (porque ellos creen que te perdiste). Tus tablitas de incienso mueren porque tus dedos las toquen y las acomoden en esos rincones donde te gusta poner aromas y las lagartijitas ya crecieron, y como ya saben hablar, siempre preguntan por ti.
Una de las plantas, la más débil, se puso tan triste que dejó caer todas sus hojitas el día que te fuiste, pero ya hablé con ella y le prometí que volverías ¡y revivió! ¡Es en serio! ahora luce verde, triste, pero verde, y todos los días me pregunta dónde estás… y yo le digo llena de amor que no tardas, que ya vienes. No les puedo dar muchas explicaciones porque se confunden, pero yo sé que tu espíritu está arreglando algunas cosas con Dios, y tus ángeles están librando feroces batallas con los demonios, tu alma se está purificando, tu corazón está limpiando nuestro amor y tu cuerpo está cobrando fuerza para regresar con nosotros…
El tragaluz necesita a su hechicero para vaciar en él la luz de todo un día, y el techo quiere cobijarnos de nuevo, porque el invierno ya avisó que viene para acá, dice que preparemos las cobijas (y ellas están contentas con la noticia) para abrazarnos debajo de ellas en las noches de frío que están por venir y que nos van a regalar la bendición de estar juntos, y el tesoro invaluable de darnos calor aunque nuestras espinas nos lastimen tantito… son sólo rozoncitos que con besos se curan. Tus besos curan, tus manos también.
Recupérate.
Ponte fuerte.
Madura.
Regresa a la vida…
¡Y no dejes de soñar con nosotros! Desde aquí te mandamos todo nuestro amor y buenas vibras. Te amamos. Te esperaremos todo el tiempo que sea necesario.
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