Me atrevo a escribir sin no ser leída, sin no ser escuchada. A veces un par de palabras son sólo para mí.
Y es que hoy no quiero escucharme, hoy sólo quiero soltar lágrimas y sollozar en silencio. No preguntas, no preguntas. Sólo yo estoy aquí.
Serán 300 palabras que no dirán nada, que sólo se quejarán del río de la vida, que acaudalado y estrepitoso no sabe a dónde ir. Avanza mediocre por los senderos, empujando a todos, sin importar el porvenir.
Hoy sólo quiero recordar los viejos tiempos, en los que una sola sonrisa bastaba para elevar el sol al cielo, para recordar con asombro el ayer.
Hoy sólo quiero escribir mis desmientos, hoy sólo quiero ser quien soy. Hoy sólo quiero recordarte en silencio porque mas no escucharé. Te miraré de lejos para sonreirte, y trataré de no desfallecer; besaré tus ojos a la distancia para llorar tu atardecer.
Quizás ahora mientras escribo puedo encontrar mil historias para ti, de repente un par de excusas y una rosa para dormir.
Y así sonreiré al viento, miraré, lloraré, yo qué sé. Sé que éste viene de muy lejos, del futuro, y me quiere decir que todo algún día estará bien; mostrarme que esta amistad no fueron sólo palabras que se dijeron al amanecer.
Trataré hoy de no mirarte, no mirarte, sonreírte sin mirarte, tratarte sin tocarte. Quizás saludarte a lo lejos, preocuparme menos por tí. Y así quizás hoy día me atrevo a escribir sin ser leída, sin escucharme, sin ser escuchada. Porque no me vas a escuchar, ni leer, ni mirar. Hoy las palabras surgirán de mi mente, pero no van a salir, se quedarán en mis labios encerradas tratando de mantenerse ahí, quizás hoy con 300 palabras trataré de ser un poco más feliz.
300 palabras
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