Perdóname con tus lágrimas aquellas ya caídas,
para así sempiternamente poder guardar todo
- en tus besos, en tu aliento, dentro de tu imagen.

- ¿Qué no ven mis ojos?

Es un día de dolor para mi alma golpeada
es la tristeza que se me ha saturado
es la soledad que ya me esta escoltando.

Un delirio perdido en la siesta de verano;
es lo único que puedo destrozar para anunciar tu llegada.

Dos cristales labrados han partido sin destino
pero acarrean los versos que un día me regalaste,
espero el viento sepa llevarlos a tu hogar
es envío repleto, soplar es llave, hago ruta
en total silencio para un viaje ligero