Proverbio 12 para los cuentos.net
Oración de los indios Sioux de los Estados Unidos.
Gran espíritu, ayúdame a no juzgar a una persona, antes de no haber caminado dos semanas en sus mocasines.
Que fácil es abrir la boca para juzgar a alguien a veces hasta sin conocerla. Nos erigimos como jueces y verdugos también, ya que nuestro juicio en la mayoría de las veces daña a esa persona moralmente. ¿Nos hemos preguntado una vez, porque esa persona hizo tal o cual cosa? ¿Qué hubiéramos hecho si estuviéramos en su lugar? ¿Hubiéramos hecho exactamente lo mismo u otra cosa? ¿Y si hubiéramos hecho lo mismo, no tendríamos una excusa a mano para justificarnos? ¡Claro, porque somos nosotros los que hicimos eso! ¡Pero el otro es el otro, no es uno! Con que facilidad nos perdonamos nuestras faltas, a veces hasta graves, salvo que tengamos una conciencia tan efectiva que nos recuerda el evento no para castigarnos, sino para no volver a repetirlo. Es verdad, hay opciones en la vida. Muchos eligen el camino corto y más fácil, otros no se dan por vencidos. Pero sea como sea el camino de cada persona es su elección, y mismo si se la impusieron fue su elección aceptarla. En el mundo en el cual vivimos cada vez somos más impulsados a acciones que van en contra de nuestros principios básicos. Bajamos la cabeza apretamos los dientes y lo hacemos. ¿Está bien eso? Se dice que si no lo hago yo, lo hace otra persona. Otros con la conciencia más desarrollada, se niegan hacerlo. ¿Pero si el hambre o la miseria apretan? Me acuerdo que hace años estuve hablando con una persona amiga, y le dije: La mayoría de las personas tienen un precio. Yo se que yo tengo uno, pero jamás quisiera averiguarlo.
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