Le escribo a un escritor, que probablemente no quiere escribir, pero que espero todavía tenga alientos de leer.
Lo saludo desde el mas allá y el mas acá, desde mi aburrimiento, desde la ciudad. Lo saludo como el terrícola que es, pues en estos momentos siento que he cambiado de planeta, y que probablemente nunca fui parte de éste. Así que por ahora solo leerá incoherencias llenas de ilusión.
No es la forma más adecuada como pensé que comenzaría esta nota, pero por lo menos, logré escribir la primera línea que se refiere al saludo que siempre espero de parte de él, pero que se frustra por la intensidad de sentirlo, a lo lejos, de cerca.
Es el escritor que sueña en la biblioteca, despierto, boca arriba mirando el cielo que se convierte un color que solo él conoce, y que para compartirlo hay que estar dentro de él, al mismo tiempo que fuera para ver sus usuales gestos, mágicos que comienzan a invadir el espacio. Escribo para el escritor que mira los pájaros de una forma distinta. Su seudónimo es el nombre de un ave que yo no conozco, que busqué pero no se me pareció a él.
Escribo al escritor que quise olvidar en muchas ocasiones pero que fueron imposibilitadas porque la fuerza del cariño, de sus correos, de sus miradas y mis silencios que fueron más fuertes que el simple capricho de cambiar, cambiar algo que todavía no consigo saber que era.
A veces veo al escritor en una ventana imaginada, húmeda por la lluvia, donde se refleja mis recuerdos que son los suyos, los disfrazo de alegría, melancolía y un poco de furia…
Escribo no porque quiero que él ocupe poco tiempo leyendo lo que yo quizá demoré mucho en escribir, sino porque yo, que soy una mala lectora y una escritora de medio tiempo, quiero leer algunas de sus palabras, quizá nuevas o renovadas, o monótonas llenas de enfermedad, pero quisiera saber algo mas que la ultima vez, casi ya borrada por el viento, que lo vi subir a una nube de de gansito y sueño erótico…
Quisiera que ese escritor admirado a quien escribo, pudiese ver que el largo de mi cabello ha aumentado, que el color de mis ojos es mas obvio, que mis manos tienen una nueva simetría, que todo esto que nombro pudiera decirlo él y no yo.
A este escritor que escribo con la intención de que lea algo distinto a las cartas de camino y que vea, que a pesar del tiempo, desafortunadamente, esta escritora en proceso aun necesita de su presencia para alimentar sus deseos.
Julio 24 de 2007, 7:29 pm.
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