Cadáver exquisito en Sanfuentes, diciembre 30, 2004



Enemigo cruel,
enfermizo
ensordecedor de pasiones
prejuicio de riesgos.
Con cautela te lo digo
y también lo pienso
no hay más horizontes en el tiempo.
Aun continuó en su labor un momento,
mas le fue imposible terminarlo,
le invadía el tormento.
Iluminaban la calle
luces y guirnaldas,
ya no aguantaba más.
Contempló su reflejo
en el espejo eterno
en su recuerdo
lo miro hasta ayer.
Desde la ilusión de vomitar los daños
desde la conciencia del estar
sin saber, donde cuando fue o será
o estará estuvo…
desde el sonido agónico de palabras que aun no mueren
que titilan en el cielo pintado
en el imaginario de un astrónomo inconciente.
Se quitó los anteojos.
Apareció ante él un mundo
Claro… ¿real? No lo sabía.
Mientras sus ojos se cerraban
surgían en su mente pequeñas
luciérnagas coloridas producidas
por el sol.