Las personas se transforman en trágicas o sufridas cuando así lo quieren, o mejor, cuando así lo requieren. Su pretexto suele ser el amor, o cualquier otra cosa que terminan disfrazando con estas cuatro letras. Estas tres personas-Yo, Él y Ella-, así se pueden describir, sin mas adornos, pues no se tiene la intención de fraguar una novela; decir tierno, malgeniado, perfeccionista, y otras cosas, únicamente sirve para enmascarar un ser vacío e insulso, completamente egoísta como lo somos todos. Haciendo un espacio para agradecer la invención de los pronombres(pues sin ellos no podríamos diferenciar a nadie en este relato), Yo retomare por donde más me hubiera gustado tiempo atrás, en cualquier lugar, ustedes escogen donde, Yo escojo a la persona: Ella, perfecta para mi(léase de otra forma; igual de mediocre que Yo). Ella falseaba dolores de cabeza y otras enfermedades, y, para no desentonar, Yo simulaba problemas familiares y dolores producidos tiempo atrás. Todo de maravilla hasta que un día llego Él, pasado de ella, con una dudosa enfermedad terminal, y Ella, toda mentira, quiso, deseo, y supongo que hasta en el fondo le produjo un placer morboso, unirse a Él, produciendo un embuste que a ambos les debió de fascinar, dejándome, de paso, con esta tristeza, este dolor y, como decirlo, con esta...claro, esta grande, enorme y falsa soledad. |