CAPITULO I * " LA PARTIDA " *
Sonó el despertador de mi cuarto a las 5:00am; me levanté‚ como rayo, pero con sueño; me costó mucho trabajo desperezarme un poco, yo creo que fué por el juego de ayer. Con flojera fui al W.C. (mejor conocido como baño) me bañé y me... bueno, también fui a pipintarme.
¡Hoy sería el gran día! Cuando me estaba vistiendo, miré‚ el reloj y vi que eran ya las 6:00am, así que recogí mis cosas y fui a casa de Nicolás; llegué‚ en quince minutos, después me fui por Gisela y Rocío. Eran ya las 6:35am cuando íbamos ya los tres rumbo a la estación de autobuses.
- Platícanos como es ese lugar, Graham - dijo Rocío tomándome del brazo - ¿sí?, por favor -.
- Sí, queremos conocer algo de ese lugar aunque sea en historia - dijo Gisela -.
- Además, hablas tan adornado, con una poesía que ya no es tan actual - completó Rocío -.
- De acuerdo - respondí - En ese lugar - comencé - hay muchas colinas por donde el sol despunta su llama; se escucha el bostezo de los árboles del bosque cuando despiertan de la larga noche. Como por arte de magia, el río comienza su diaria rutina de ir recorriendo el monte hacia abajo por su escaldada espalda, con su helado cuerpo y, cada vez, más adelante se le une algún compañero que aún divagaba en sueños nocturnos. Los verdes prados, pieles del monte, siempre verdes por donde la luz pasa sus dedos. Hay pequeños montes en ese lugar, tan grandes, de color gris y muy grandes, dirías que ceden sus cimas para conocer de que está hecho el cielo. También... -.
Mi relato se vio interrumpido por que teníamos que transbordar a otro línea del metro. Cuando por fin estuvimos otra vez listos en el otro tren, la plática siguió
- ¡Cuéntanos del cielo y las estrellas! - dijo Rocío -.
- Sí - dijo Gisela a mi izquierda - También de la noche, de la luna, al igual que de la sinfónica de los animales del bosque en la noche - dijo muy emocionada -.
- Está bien - respondí - Cuando el sol, ya cansado de andar por el suelo del alto Olimpo - continué - cansado de correr tras las nubes y saltar montañas, se despide de todos dando su tono rojizo de melancolía, en eso, el canto de todos los animales nocturnos llega a la gran sala del bosque para dar y escuchar todos un concierto con sus propios instrumentos; a los animales que allí plácidamente descansan, el río transforma su veloz correr en una lenta caminata, cantando su balada como una canción de cuna -.
Así les seguí contando y diciendo lo que planeábamos hacer durante esa semana de descanso y trabajo para todos.
Mientras tanto, Martín, que había ido por Karina, se sentía muy feliz de que ella fuese su pareja en este viaje, pero el muy tonto se pasaba callando su amor por ella, y además, por si fuera poco, escondiendo su personalidad, impidiendo que ella lo conociese mejor; yo ya había notado esas irregularidades que lo separaban de su propia felicidad, pero no hacía caso a mis consejos, era como un niño de campo en la ciudad.
A Nicolás, también le daban problemas las mochilotas, pero por fin había llegado, y, colocándose donde nos veríamos, nos esperó. A las 7:05am fuimos llegando nosotros.
- Ya los esperaba - dijo Nicolás tomando un refresco - ¡cómo pesa lo que traen! ¿eh? -.
- Oh, bueno - le respondí desde lejos - pero lo que cuenta es ya estamos aquí ¿no? -.
- Pues sí, ya que le vamos a hacer - respondió -.
- Hola Nicolás - se acercó Rocío extendiendo la mano para darle un beso - como que hacía mucho que no te veía ¿no crees? -.
- Ps'i - respondió -.
- Hola Nico - dijo Gisela con voz seductora y besándolo - por fin solos ¿no crees? -.
- Claro que sí - respondió con voz de villano de caricatura y abrazándola -.
- Miren nada más quien viene allí - dije señalando a Martín y a Karina - llegaron detrás de nosotros los tortolitos -.
- ¡Hola! - gritó Martín a lo lejos - ¿Qué pasó? ¿hace mucho que llegaron? - preguntó mientras nos saludaba -.
- Uuf - dije haciendo un ademan de tiempo - es más, ya hasta est íbamos pensando en posponerlo - Rocío me pellizcó -.
- ¡Cállate, Graham! - me dijo en voz bajita y después se dirigió a ellos- No, no mucho, pero ya los extrañábamos -.
- Fué culpa de Martín - dijo Karina - a fuerzas quería irse sentado - dijo fingiendo enojo -.
- ¿Verdad que es bien necio? - me le acerqué -.
- Ay, sí - me respondió - y flojo -.
- Eres más necio que la diarrea - le dije dándole unos cuantos golpecitos en la cabeza - ¡necio, necio! -.
- Oh, bueno, ya estamos aquí ¿no? - nos dijo a todos -.
- Sí, lo mismo dijo Graham - dijo Nicolás -.
- Bueno - dije haciendo un ademan de calma - vamos a comprar los boletos, si nos queremos ir hoy -.
- ¡Vámonos! - respondieron todos -.
Entramos a la estación, pero más bien parecía un gran hormiguero con sus cientos de miles de hormigas obreras trabajando; había gente que iba y venía de un lado para otro, además de mucho ruido y muy fuerte para un lugar así; dejamos nuestras mochilas en un lugar cerca de las entradas hacia los autobuses y Nicolás y Martín fueron a comprar los boletos cuando ya eran las 7:30am; las tres chavas y yo, nos quedamos platicando de que es lo que haríamos cuando llegásemos allí.
- Yo voy a flojear todo el día - dijo Karina estirándose -.
- En compañía de quién - insinué -.
- ¿Tú de quién crees? - me respondió -.
- Aah, ¿A poco sí? - le dije - ¿A poco ya te dijo si...?-.
- ¿Sí qué? - dijo emocionada -.
- Aah, entonces no te dijo - le respondí -.
- ¿Si qué? - me insistió - dime, dime, dime, dime -.
- Como si no supieras que le gustas al moreno - le dije -.
- ¡Claro que sí!, pero es muy tímido - dijo - Vine con la esperanza de que ya por fin... bueno, tú sabes ¿no? -.
- Aah, bueno - le dije - no te preocupes, porque lo hemos estado alentando para que lo haga, pero ya ves cómo es de necio y cerrado - finalicé -.
- Sí, ya me di cuenta - respondió -.
- ¿Y tú que vas a hacer, Gisela? - le preguntó Karina -.
- Yo voy a cortar mucha leña con Nicolás y a aprender mucho sobre las estrellas - respondió -.
- Yo sé mucho de eso - me metí y me pellizcó Rocío - ¡Ay!, pero se lo voy a enseñar a ella - dije sobándome -.
- ¿Y tú Rocío - preguntó Gisela -.
- Yo voy a domar a este hombre - dijo agarrándome del cabello hasta que se eduque y deje de ver a las demás - me soltó -.
- Ay, sí, pero ya déjame ¿no? - le reclamé -.
- A propósito - dijo Rocío - ¿Tú qué vas a hacer, Dragón mío? - me abrazó -.
- No lo sé, tal vez talle un Dragón en madera y te lo dé de regalo de bodas - le dije -.
- ¿Qué te vas a casar conmigo? - dijo Rocío sorprendida -.
- Claro que por supuesto que desde luego que tal vez que quién sabe - respondí - yo creo que... - me pegó - Oh, bueno, ya déjame, o no vas a dejar nada ni para los moscos allá - me sobé - Además, todo depende de como me trates -.
- Está bien - me dijo, me abrazó y me besó en la frente - Tú edes me nene e consentido - me dijo como niñita -.
- ¿Qué tanto harán aquellos dos? - preguntó Karina - Mientras no me engañe con Nico, todo estará bien - abrazó a Gisela -.
- Ay, no - dijo Gisela - Ojalá que no; se lo perdonaría hasta con mi mejor amiga, pero nunca con otro hombre -.
Estábamos platicando mientras que Nicolás y Martín estaban formados. Nicolás trataba de darle unas palabras de aliento a Martín para que le dijera a Karina lo que tanto estaban deseando los dos, pero Martín se ponía muy nervioso y sudaba y ya no sabía ni que le estaba diciendo Nicolás.
Por fin ahí venían ya con los boletos y, para variar un poco, discutiendo; nosotros no escuchábamos de qué se trataba, pero yo ya me imaginaba sobre qué, o más bien dicho, sobre quién era la discusión.
- Vaya, mejor nos vamos mañana - los regañé - ¿Por qué se tardaron tanto? - dije en tono dulce -.
- Ah, mejor los hubieras ido a comprar tú - me dijo Nicolás agarrándome por el cuello -.
- Ya, ya - dijo Martín - si siguen así, sí nos vamos mañana. Los boletos son para la 8:00am, y nos quedan 10 minutos -.
- Sí, de veras - dijo Nicolás con tono serio - vayan a comprar lo que tengan que comprar pero ya -.
- Mejor vamos a desayunar - dijo - Gisela -.
- La verdad es que yo no quiero - le comenté -.
- ¿Por qué? - preguntó Rocío - ¿Acaso ya desayunaste? -.
- No, pero la verdad es que yo prefiero dormir un poco antes - le dije - porque nos espera un largo camino y ayer me gasté mucho -.
- No me digas que te cansó el partido que nos echamos ayer, Graham - dijo Nicolás - No sea chillón -.
- Pues sí - respondí - pero como tú no tienes ni la más remota idea de como es el camino que vamos a recorrer, ni te preocupas ¿verdad? -.
- Yo también creo que me voy a echar una pestaña - dijo Martín con un pequeño bostezo -.
- No seas inculto - le dijo Karina - técnicamente, una "pestaña", se indica como: "voy a ver pa'dentro". ¿O.k.? -.
- Pos si tú lo dices - le dijo Martín -.
En eso estábamos, cuando nos llamó la atención el altavoz anunciando nuestro camión; cogimos nuestras cosas y las llevamos a la puerta, pasamos y guardamos el equipaje y subimos al camión, cada quién con su cada cual y esperamos a que se subiera la demás gente.
- Vamos rumbo a la felicidad ¿no? - sugirió Rocío -.
- Todo depende del cristal con que lo mires - respondí - y si ése es el tuyo, entonces vamos rumbo al paraíso -.
El camión comenzó a moverse, y con él nuestros grandes planes se iban haciendo realidad. Como no habíamos dormido bien, le pedimos al chofer que nos despertara cuando por fin hallásemos llegado a nuestro destino más adelante. Al cabo de dos horas de camino, el chofer nos despertó. Bajamos nuestras mochilas, y una vez listos, el camión partió a su destino final mas adelante.
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