Romeo, universitario afiliado a los partidos de izquierda conoce un día a Julieta, en una fiesta…la celebración de la facultad de medicina a la que ella asiste.
Fernando Capuleto, el padre de Julieta, quiso que ella estudiara en esa universidad porque ahí fueron sus propios inicios; pero, desde un principio, le aclaró que no quería que ella se metiera con grupos “revolucionarios”, ellos pertenecían a otra clase. La madre de Julieta, de un pensamiento todavía más extremo, aborrecía el solo hecho de imaginarse a su hija pisando esa institución y estaba decidida a casarla con Jorge A. Zablah, un joven y exitoso empresario, muy amigo de su sobrino, Teobaldo, el jefe de seguridad pública: por ser el primo de Julieta, se espera que logre concretar esa beneficiosa unión.
La celebración coincide con el día de muertos y, por ello, han asistido con disfraces, sin distinción de facultades, aprovechando que no hay tareas por realizar, ni obras literarias por adaptar.
Mercutio, de una familia otrora millonaria, conociendo la desgracia del necesitado y sabiéndose paria de la alta sociedad, se ha afiliado a un grupo revolucionario, al que –desde que inició la universidad- ha intentado arrastrar a Romeo, su mejor amigo.
Julieta baila tranquilamente con sus amigas, cuando visualiza a Mercutio, aquel niño que no había visto hacía años, ahora estaba ahí cerca, vestido de santo, mientras ella vestía de demonio. Lo ve platicando con Romeo, el joven que usaba el mismo disfraz que ella.
Las miradas de los antiguos amigos se cruzan y después de bajarlas y sonreír nerviosamente, es Julieta quien da el primer paso para saludar.
Mercutio, a medida que pasa la noche, se da cuenta de la química que hay entre Julieta y su amigo Romero…después de todo, ambos tienen un buen corazón. Esa noche nace el amor entre ambos, mientras lo realizan.
Durante un mes, Julieta ha pasado hablando y viéndose constantemente con Romeo; después de unas cuantas visitas furtivas a su habitación, ella decidió rendirse a la pasión que los unía.
En ese mismo mes, Teobaldo ha logrado que se apruebe una ley según la cual queda totalmente prohibido manifestarse en la calle, condenando tal acción a la pena máxima de 60 años de prisión. Lo hizo justo en ese mes porque Mercurio, finalmente, se había consolidado como líder y mucha gente se unía para escuchar sus mensajes radiales y para leer su blog en Internet.
Teobaldo, valiéndose de su autoridad, creaba presión en los medios para que no difundieran más que los mensajes oficiales.
A pesar de que Romeo detestaba el accionar de Teobaldo, no lo comentaba con Julieta, pues sabía de su parentesco; pero tampoco estaba de acuerdo con los planes de Mercutio de destruir todo el alumbrado eléctrico para sabotear a los medios que se rindieron al poder…para él, ser revolucionario con moderación era la forma más cabrona de ser contrarrevolucionario.
Cuando Teobaldo, por medio de la inteligencia del Estado, descubre las relaciones de Julieta con Romeo, se lo dice a don Fernando quien, iracundo, decide que mandará a su hija a estudiar a Canadá.
Julieta, sin saber aún de la decisión de su padre, ve la televisión, pues hay una manifestación encabezada por Mercutio, realizada a sabiendas de que terminará mal.
El mal final no era el que ella esperaba: Julieta, anonadada, se percata de que su primo lo sabe todo, pues los noticieros ponen a circular la foto de Romeo y lo señalan como el líder de todo, la cabecilla de los sediciosos y quien debe ser capturado por estar planificando atentados contra la democracia, con el financiamiento de Venezuela…ordenan su detención inmediata.
Todos saben que eso significa que Romeo está condenado ya a morir bajo torturas y que su muerte no se reporte oficialmente nunca.
Fray Lorenzo, amigo de los enamorados, alista todo para sacar a Romeo del país; pero Julieta le suplica que los case antes de que su amado se marche, ya que –si llegan a atraparlo- eso podría ser su seguro de vida.
Don Fernando ha preparado todo para sacar inmediatamente a Julieta del país y su mujer está de acuerdo…han guardado su cólera para ese preciso momento, le dicen todo a Julieta quien en esos instantes acababa de recibir el mensaje de texto más feliz de su vida: su amado la esperaba para una reunión en Nicaragua…pero son sus padres quienes han de frustrar su felicidad; deshecha en llanto, se escapa a hablar con Fray Lorenzo.
Teobaldo está en una reunión, regocijándose de la información que ahora tiene: sabe dónde está Romeo y hacia allá se dirige; pero, en una pequeña ciudad colonial llamada Suchitoto, se encuentra a un grupo de jóvenes (incluyendo a una estudiante de periodismo) que le impiden el paso: tienen ollas para hacer ruido y eso ya es punible…saca su arma y, frente a todo el mundo, le dispara a Mercutio, el organizador del mitin, confiando en que podrá controlar el flujo de información…por lo menos hasta capturar a Romeo.
Julieta, aconsejada por Fray Lorenzo –quien ya no estaba en muy buen uso de sus facultades mentales- finge que se ha ahorcado y envía esas imágenes a su familia y, con el incontrolable flujo de información que hay en Internet, estas llegan hasta la estudiante de periodismo quien inmediatamente escribe una crónica sobre la muerte de los dos antiguos amigos: Mercutio, a manos del jefe de seguridad pública, y Julieta, cansada del acoso que sufría su esposo…todo el mundo sabe ahora que estaban casados, incluyendo Jorge A. Zablah, quien decide sostener su cólera hasta que Julieta sea llevada al cementerio.
Los contactos de Romeo le enseñan la reunión de Teobaldo, pues el video ha sido subido a la web…luego ve la noticia sobre la muerte de sus seres más queridos y decide que no lo encontrarán a él, sino él a ellos…
Romeo ve a Teobaldo entrando a los baños de la frontera, mientras su escolta realiza los trámites necesarios para irrumpir en Nicaragua.
Romeo carga su arma y, agazapado, logra entrar al baño y cerrar la puerta, encontrándose cara a cara con Teobaldo…le recuerda que matar a alguien tiene una pena menor que todo aquello por lo que lo buscan y, después de verlo orinarse en sus pantalones, le dispara directamente al corazón.
Los amigos de Romeo disparan al aire para provocar el caos que permite a este escaparse y dirigirse al cementerio, para darle el adiós a su esposa amada.
Julieta, catatónica por las drogas de Fray Lorenzo, no se ha percatado de las dificultades por las que pasó el sacerdote para evitar la autopsia…y sólo espera el momento indicado en que abran la puerta del mausoleo.
Jorge A. Zablah ha movido sus influencias y ha logrado entrar al cementerio con el propósito de saciar sus impulsos necrofílicos…Romeo, con sus ojos llenos de ira, ve al susodicho acercarse a la tumba y lo increpa de manera violenta. Zablah se burla del estado de Romeo, de su tiempo escondido, de su mala suerte en la vida y en el amor…y de lo estúpida que era Julieta para matarse por él. Al oír el insulto de Jorge hacia su mujer, se abalanza sobre él con su navaja.
En el pleito, ambos salen heridos…pero el toque final es contra Jorge quien ve brotar el chorro de sangre de su cuello, inevitablemente…lo último que ven sus ojos es la herida que logró darle a Romeo en el estómago.
El grosor de la puerta no ha permitido que Julieta escuche lo acontecido afuera. Romeo, con lo que le queda de fuerza, mueve la puerta, abriendo más su herida y haciendo más incontrolable su hemorragia…sólo ve a Julieta un par de segundos antes de morir.
Fray Lorenzo se acerca para, según él, rescatar a Julieta y ve –sintiéndose impotente- cómo ella besa a Romeo y toma su navaja, haciéndose ella misma el corte que el forense nunca pudo.
El sacerdote decide finalmente refugiarse en el vaticano para no rendirle cuentas al presidente Escala sobre todo lo ocurrido, cumpliendo exitosamente su cometido y sin pensar siquiera en si la situación entre los poderosos y los agitadores habría cambiado…