Me siento tan solo que no tengo ganas ni de llorar. Es una angustia tan enterrada que no puede siquiera gritar su dolor. Es algo mas que la simple soledad, es algo mas desolador, algo que probablemente me ha penetrado tanto que ha dañado mi esencia, mi humanidad mas intima, como un virus siniestro que ha lesionado el nucleo inmaculado del ser.
Me siento un exiliado en el mundo. Estoy rodeado de personas, personas que me miran me sonrien y me hablan, pero yo siento que se ha levantado un muro infranqueable entre el mundo y yo, o, para ser mas exactos, entre el “Otro” y yo. Estan a mi lado y me buscan con la mirada, quizas en algun segundo fugaz alcancen a entrever en mis ojos los barrotes implacables de mi prision. Es un Exilio,... y parece irreversible. Algo se ha alterado en lo mas profundo de mi ser. Ayuda. Ayuda por favor. Me he acostumbrado a vivir en un calabozo que es tan pequeño y a la vez tan infinito y vasto como un desierto. El desierto en mi. El abismo de la nada. Estoy alienado y lo se. Cada evento que percibo, cada ritual urbano que despliegan las personas, es para mi una extraña obra de teatro, aveces me parece que los sentimientos de los otros son fingidos, actuados. Y yo a veces tambien quiero actuar, pongo cara de afligido y trato de quejarme un poco con alguien, pero lo encuentro absurdo. ¿Porque se hablan unos a otros, y organizan cenas y salidas en grupo?
Recuerdo que, hace años, eso era muy reconfortante para mi, esperaba las reuniones, las fomentaba incluso. Pero hoy...
Los roles sociales: quisiera entenderlos,... de todo corazon (no debi haber pedido ayuda alla arriba). Los rostros, las miradas que se buscan y yo mirando, como un espectaculo tan cotidiano como extraño. El desierto en mi. Se ha levantado una muralla que no quiere caer ¿la construí yo?... ¿si?... porque? ... de que me quiero defender?... a quien o a que le temo?... Estoy completamente replegado en mi mismo, en una cueva profunda, mirando el mundo. No estoy incomodo alli dentro: lecturas, estudio, trabajo, deporte, sexo y algo mas. Pero algo falta. Algo importantísimo: el Otro. Antes necesitaba del otro, salia al sol y al mundo, y cuando me aburria volvia a depositarme en la “Cueva del Yo”,... y volvia a salir, tantas veces como yo quisiera. Hoy no puedo, me quedo atascado adentro (o me atasco yo solo). Un habito que no quisiera recomendar. Es un exilio en la propia ciudad en que naci. La calle y las personas parecen una vidriera: “se mira y no se toca”... los miro y no puedo “sentirlos”.
Alienado, enrarecido, ligeramente insano... porque me falta el otro. Pero es muy extraño lo que me pasa: cuando tengo la oportunidad de abrirme y beber de la fuente sanadora del amor, de la amistad o de la compania sincera, la eludo, la evado... y... y en ese punto me pregunto si realmente quiero estar con los otros... ¿sera que los necesito terriblemente... pero no se como llegar a ellos? ¿...estoy “lisiado”?
Y si por lo menos tuviera ganas de llorar... pero no... parece que me trago todo con un estoicismo que me desconcierta... y yo creo que eso es ser maduro... increible, no?
Que sepa el pequeño mundo que me rodea: que estoy prisionero, que sí!... tengo sentimientos, que aunque no parezca, los otros me importan,... que me daña no poder acercarme a la gente. Que sepa el mundo que vivo un exilio que no se como revertir.
Siempre soñe con amores tan pero tan fieles y tan puros,... siempre me supe incapaz de abandonar lo que verdaderamente amo.
La desilucion del amor.
El desierto en mi.
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