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Escaparme de la realidad nunca fue uno de mis puntos fuertes. Quisiera yo poder recordar lo que ocurrió aquel verano de 1999. Ocho años atrás hubiera dicho que me estaba volviendo loco por una causa satánica que desconocía, y la locura me preocupa a cuentagotas. Ahora puedo decir que la causa de mi trastorno es la amnesia aleatoria, en otras palabras, me olvido de ciertas personas en situaciones determinadas con las que mantuve algún tipo de contacto. y a las personas que puedo recordar, no a todas, las recuerdo con una imagen difusa. Tampoco puedo decir con certeza que ocurrió aquel verano de 1999, porque no recuerdo los detalles que harían mas verosímil la historia. Busqué semejanzas en las amnesias ajenas. Descubrí que la amnesia de mi amigo se desarrollaba en objetos, y el que olvidase (reloj, llaves, encendedor) era frecuente, a diferencia de mi, yo no me olvidaba de tales objetos que formaban parte de mi colección. Objetos no abstractos, mas bien concretos.
Mi dedicación se volcó a construir un reloj. En mis planes, la tarea consistía en construir un reloj, uno moderno que diera la hora, los minutos y los segundos.
El reloj además calcularía posiciones astronómicas, y el tiempo que tarda la tierra en girar y anunciaría la próxima llegada de un meteorito. Para todo esto, con total parsimonia, tuve que recurrir a la informática. Dentro del reloj compilar un kernel, y que la pantalla fuera de plasma. Aquella noche iba a comenzar a construirlo cuando al mirar el ordenador observo los nuevos correos electrónicos entrantes en mi programa lector de voz, el primero de la lista decía: Experimenta la alegría Tailandesa, los viajes mochileros, y cruceros por el Nilo, y el de abajo decía: Atención. Lo abro y leo. Transcribo el mensaje según recuerdo: Creo que me he olvidado el reloj en tu casa, sino, no me explico como es que yo lo tenía puesto y ahora no, es un bajón pensar que olvidé ponérmelo, y peor es recordar donde lo dejé. Si yo hace diez minutos estaba seguro que tenía mi reloj, pero no lo encuentro.
Y me pasó algo mas raro, me llama por teléfono y cuando contesté le digo: ¿Hola, quien habla? Soy yo me dice. ¿Yo? ¿Quien es yo? Yo Sara. Mi preocupación aumenta, porque tuve que disimular como quien se olvida de lavar el auto. Entonces le dije, ah sos vos Sara. Y la verdad es que por dentro pensaba: ¿Quien es Sara? Y lo peor es que cuando revisé mi casilla hoy me llegó un mensaje de una tal Sara R. ¿Será la misma?

Darle un sorbo suave a mi aperitivo me devolvió la sed perdida mientras leía el correo electrónico de mi amigo, y le contesté el correo electrónico.

Estimado amigo, la preocupación no es para menos. Creo haber descubierto finalmente lo que nos pasa. Yo le llamo Amnesia aleatoria. Nos olvidamos de algunas personas con las que hemos mantenido algún tipo de contacto. Esta idea se relaciona con la religiosidad atribuida a los testimonios de encuentros cercanos con extraterrestres de los fervientes abducidos del templo salomónico. No sabemos quienes son, ni que quieren de nosotros, desconocemos a esas personas, mas allá de haber mantenido algún contacto humano. Nos creemos abducidos y haber visto una luz, la luz del asombro al verlos, porque definitivamente no podemos recordarlos, y algunos hasta que los ven, cuando en el fondo sabemos que en algún momento de esta u otra vida, hemos siquiera hablado con ellos. Hasta el momento, mi consciencia está tranquila. El saber que ningún trauma mental se filtra por este proceso, que es, como te digo, ocurre aleatoriamente.
Si de alguna forma la memoria selecciona recuerdos, en este caso, la memoria no hace eso, sino que los descarta directamente produciendo el fenómeno de la aleatoriedad dinámica. Conocemos a alguien si, pero a esa otra persona no, a la vez que no la conocemos y pensamos que no la conocemos. Pertenece al plano sin transitar del subconsciente. A diferencia de experimentar fobia, no les tememos, tampoco sentimos pánico de ellos. Nuestra mente puede seleccionar datos con total facilidad pero no recordarlos sin alguna dificultad lejana y difusa. Yo puedo decirte que se lo que nos pasa, pero la causa que produjo lo que nos acecha y tortura se envuelve en el misterio. He comprobado si, que no es una enfermedad. Podríamos pensar en mentes que se alteran y no llegan a la perturbación por falta de profundidad sistemática, y el fenómeno se da porque no conocemos profundamente a esas personas. Nosotros sabemos que mantuvimos algún tipo de contacto, así haya sido en una fracción de segundo, pero en el fondo de nuestra alma también sabemos que fue un breve instante.
Esto nos deja y permite pensar, que si bien no estamos perturbados si nuestras mentes están alteradas por algún tipo de fenómeno inexplicable. La explicación mas racional es aquella que nos resulta mas irracional. No deberías confiar en los mensajes que te manda una tal Sara R, no deberías confiar en ella, no sólo porque no sabes quien es, lo que es peor es que no la recuerdas, y sino la recuerdas ella puede volverse un peligro para tu seguridad psíquica, mental, espiritual y física. Te recomiendo que trates de hacer memoria y si no consigues recordarla, te olvides completamente de ella, como sea la borres de tu mapa mental. Recuerda que ella también puede decirte que te recuerda y que en verdad piense: ¿Quien es? No sabemos con certeza a cuantos ha afectado la amnesia aleatoria. Desde tiempos de Moisés cuando dividió las aguas para poder pasar separando peces de una y otra orilla mientras los peces se preguntaban, y aquellos quienes son. Deberemos encontrar una solución, y por mucho que pese mi malestar, me he vuelto pesimista, ha empeorado, y pienso que ya es tarde para lágrimas sin sabor. Lo mejor es que no nos hemos olvidado de algunas personas, como ves, entre nosotros, sabemos quienes somos. Quizás te venga bien como anillo al dedo, un viaje de placer. Sabiendo también que el cerebro es una máquina y la mente funciona como una computadora, recuerda cuando es portátil hay que cambiarle la batería. Nuestra mente no es tan perfecta como debiera y aparentemente no tiene un motor que la sustente. Y si bien mente puede ser concebida como abstracta es concreta como el cerebro mismo. Y he encontrado una respuesta, la relación está entre el tiempo, el recuerdo y la mente, o la sincronización de ideas y pensamientos, el hemisferio solar y lunar de la mente, que funciona con la precisión de un reloj, como un reloj. Al tratar de recordar lo que se olvida hay una diminuta variación de tiempo, a diferencia de tratar de olvidar por escalas, que es cuando el tiempo se detiene y la mente quiere despojarse de recuerdos sin poder trepar ni hacia arriba ni hacia abajo. Nosotros queremos recordar lo que nos es difícil por la aleatoriedad que te mencionaba, así como el presidente se olvida del discurso y debe leer. La aleatoriedad también se da de forma numérica, el seis, el siete y el nueve son números sagrados, 2 personas: recordamos a una, a otra no. Pero no podemos decir que UNA sea una persona. Si te olvidas un reloj entre la ropa, si ese UNO en el placard, y cuando estas por salir de tu casa dejando atrás el camino recorrido por tus pies livianos piensas: ¿Donde está mi reloj? Lo buscas por todos lados, incluso en los ángulos, y el reloj sigue allí con todo lo que tiene para contar, y te das cuenta que no lo escondió ningún duende.

Le envié el mensaje para empezar a construir el reloj. Recordé que cruzando la ciudad, caminando cien millas, doblando diez esquinas y en línea recta unas tres cuadras, se llega a el apuesto cementerio. Allí me dirigí con mi reloj de pulsera. Llegué en una hora, a paso lento. La noche clara por las estrellas a punto de apagarse y difuminadas allá en lo alto, las casas bonitas estilo chalet y coloniales, con sus lentes de sol disfrutando del verano en las veredas, los edificios que se quedan bajos, los taxis, el retrato de la ciudad. Y en el cementerio las bóvedas y nichos, sepulcrales y inmutables. Admiro a los constructores de esas propiedades, que tienen el mismo pensamiento de un obrero egipcio. Los muertos son enterrados, no siempre con sus pertenencias junto a ellos, pero el destino les depara una buena vida en el mas allá, como los antiguos egipcios creían, y aún hoy se cree, darles una buena vivienda en su lecho de muerte es fundamental. Me senté sobre la tumba de Mary Celeste. Allí enterraron a un tripulante de la famosa embarcación cuya maldición se conoce como la maldición del Mary Celeste, sin embargo, también se rumorea que en realidad allí enterraron a una mujer que se hacía llamar así, fuera como fuese, a mi me interesaba la tumba cuya rocosa lápida despintada se erguía frente a mí, y no precisamente lo que no podía encontrar allí. Empecé como un tic nervioso a observar mi reloj segundo tras segundo y hasta activé el cronómetro. Por tonto que pareciese esperaba que lo inhumano saliera de allí. No me pregunten como un cuerpo deglutido por gusanos puede volver a rehacerse y salir vivito y coleando de la lúgubre tumba en cuestión de segundos. Lo cierto es que habrán pasado 300 segundos, y escuchar el ruido de un golpeteo me hizo sobresaltar. Mientras dos ratas corrían detrás de la tumba. Leí el epitafio: "Nadie se atreva a profanar mi limpia tumba. En mis huesos hay una maldición, y mi cuerpo volverá en todo su esplendor".
No era mi intención, sino saber lo que producía el extraño golpeteo proveniente de debajo, justamente de la tierra. Como no tenía una pala a mano, y así podría excavar un túnel, me senté nuevamente a esperar. Los ruidos se hacían mas intensos y fuertes y alaridos de desesperación. En eso una mano se apoya en mi hombro, y brinco hacia atrás espantado. Era el cuidador del cementerio, un viejo canoso, flaco y con una mirada muy fuerte. No te acerques allí o serás lo último que hagas en tu vida, me advirtió. Le pregunté el motivo de su advertencia y me dijo que nadie sabe en realidad que hay allí. Mientras algunos dicen que enterraron a un hombre, otros afirman que enterraron a una mujer, están los que
dicen que la enterraron vida, y hasta los rumores mas disparatados. Me dio un miedo terrible así que le dije al viejo cuidador del cementerio: ¡ya mismo me voy! y le dí las buenas noches acompañado de un fuerte apretón de manos. Caminé unos metros y me dí vuelta, el viejo ya no estaba allí, desapareció como un espectro, y mirando en todas direcciones volví al lugar. Los ruidos habían cesado, tomé de mi petaca de vodka y volví a mi casa.

El reloj.

Puse a compilar el kernel y mande un correo electrónico para encargar la pantalla de plasma de Hong Kong a mis proveedores de confianza, para que me la envíen desde la frontera de Guatemala. Y envié otro mail para que me envíen unas piezas de Arte desde Andorra, que casualmente andaban por Suiza, así me enviaban todo junto: piezas de arte y de relojería. Las piezas de arte no las usaría en el reloj, pero me había olvidado de encargarlas antes.
A mano tenía varias cosas que me servirían para comenzar a construirlo. Esto es: un cerebro, un contador electrónico de horas, minutos, segundos y nanosegundos. Por si fuera poco, también de años, por si quería aplicarlo, de fórmulas matemáticas complejas y resolución de ecuaciones, calculadora, y con eso bastaría para sus funciones básicas de reloj. El kernel ajusta el proceso interno a los datos salientes y converge entre la eficiencia y la velocidad del manejo de los datos procesados y su manejo interno y saliente a la pantalla. Para la medición astronómica del tiempo, su funcionamiento, actualización, y datos y detalles astronómicos referentes al reloj, utilicé agua, salida de utilizables puertos infrarrojos, mapas estelares, y numerosos procesos junto a un puñado de arena, donde también podría colocar peces dentro si quisiera con luces de neón que los alumbrara dándole una agradable visión a la pantalla del reloj. El combinado se haría también a modo de reloj de arena con pantalla, esto es la arena caería entre los embudos mientras los peces navegan por la pantalla de números digitales.


Vuelta al cementerio.

Las 24 horas de una noche calurosa. Observo mi reloj, ya casi construido, y encaro hacia la puerta, camino cien millas, doblo diez esquinas y en línea recta tres cuadras y llego otra vez al cementerio. La tumba seguía allí, esta vez, como siempre, silenciosa, perpetua y cerrada. Las gotas de lluvia embarraban la tierra y los grillos cantaban alegremente. Comencé a cavar, con la lentitud de acupuntor que me caracteriza, y amontonar la tierra con cuidado de que no se derrumbara, por lo que debía de hacer el esfuerzo de levantar bien la pala y estirar mis brazos hacia un costado una y otra vez, y detenerme cada cinco minutos para tomar aliento, con la lluvia y aire golpeando mi rostro.
Sigo cavando y por fin, toco madera. Suena mi teléfono móvil y digo: Hola, ¿Quien es? En eso, siento un golpe seco en la nuca.
Habrán pasado diez minutos, abro los ojos y siento, muy cerca, el aliento de alguien, seguido de un roce. No podía moverme como yo quería, y pego un grito que es contestado por otro grito. La amenaza de que si no me corría, iba a matarme, no se hizo esperar. Por su tono de voz deduje que era de sexo femenino.
¿Quien eres tu? me dijo, y yo le pregunté lo mismo. Mi nombre es Sara R. se presentó, y yo le dije mi nombre también. ¿Y que haces aquí? le pregunté. Ya ves, aunque en realidad, estamos a oscuras, estoy atrapada y lo que es peor es que junto a ti. Lo mejor es que nos llevemos bien le dije. Ni lo sueñes respondió secamente. Seguro eres de esos tipos que se olvidan los nombres de sus mujeres de sus ex y las actuales. No, como me voy a olvidar Sara R. No presumas, estamos en esta situación tan vergonzosa para mi y te aprovechas de una indefensa mujer. No, como voy a... Espera, me interrumpió... seguro que eres un degenerado.
No! dije. Broméo dijo Sara R y escuché su sonrisa. Será mejor que te acostumbres a vivir aquí conmigo, no creo que podamos salir. verás tengo mucho carácter y hay cosas que me molestan, quita tu mano de ahí. Yo te sacaré de aquí Sara R, saldremos juntos de esta. Pero cuentame como es que estás aquí? y por lo que veo antes que yo. Es que me enterraron viva. ¿Cómo? Vine a visitar la tumba de mi tío, y alguien golpeó mi cabeza, desperté aquí. Y te olvidaste de traer una linterna dije. Eres muy gracioso me dijo. Hay que ver el lado positivo de la situación, nunca nos quedaremos sin aire...¿Y eso por? Porque nos haremos respiración boca a boca. ¿Sabes que? ¿Que Sarita R.? Mejor si nos callamos porque nos quedaremos sin aire, y no pienso practicar respiración boca a boca contigo.

Pasar la noche en el cementerio.

Sarita R, Sarita R..., Sarita R no respondía ¿Se murió? pensé... Que, que.. No te mueras todavía le dije. Estoy viva, me he quedado dormida, es todo. Si yo también le dije. Y comenzaba a animarme porque ya no se escuchaba el sonido de la lluvia, y era posible que el sol hubiera salido. Eso nos daba la posibilidad de que algún visitante al cementerio nos escuchara. Una idea apareció en mi mente iluminándola, y recordé: ¡Mi teléfono celular!
Busque en mi bolsillo y allí estaba, una buena noticia entre tanta oscuridad. Pero que haces? dijo Sarita R. Quedate quieto! Busco mi teléfono. Que agradable noticia! podremos salir de aquí! no es así? Alguien vendrá a ayudarnos! Calmate Sarita R. Llámame Sara ok? ok Sara.
Haz de cuenta que nos conocemos de toda la vida mi cielo. Ahora resulta que la graciosa eres tu! Viste? ja ja. Espera, no hay pulso. ¿Como que no hay pulso? Mira toca acá. No! No hay tono en el teléfono, y no podré comunicarme con nadie de allá fuera para que venga a salvarnos. Que mal esto de estar en el interior y ellos allá en el exterior, me siento triste.
Estás acostada, y debajo de mi y por favor no te sientas triste que me partes el corazón.
Que se te parta el corazón entonces, no puedo evitar sentirme triste, que tu no? Estamos aquí encerrados y tu te ríes? Eres un inhumano, no lo ves? me han enterrado viva, me han quitado la vida, mis sueños, mis alegrías, mis esperanzas, y todo ocurrió tan rápido y ahora pasaré toda mi eternidad aquí abajo. Si mueres podrás volver como fantasma y vengarte de quien te golpeó en la cabeza, yo pienso salir de aquí. Quiero salir, pero no te anda el teléfono, como nos comunicaremos, como nos sacarán o tu piensas sacarme de aquí? Ya lo has dicho! Así que ahora me sacarás, dijo sollozando entre lágrimas. La ternura que brotaba de sus palabras cautivó mi corazón y pensé que aquella mujer podría ser la mujer de mi vida, con la que quisiera pasar toda mi vida, sea donde sea. Sarita R, creo que escucho pasos. Si! Yo también los escucho. Ambos gritamos como locos, con el alma en la garganta elevando nuestras palabras a la superficie para que un alma piadosa nos sacara cuanto antes, el tiempo pasaba y no había mucho espacio para dos en el ataúd. Hicimos silencio unos instantes. No escuchamos nada. Es inútil dijo Sarita R. nadie nos oirá, nos quedaremos sin aliento. Sentí un aire correr por mi mejilla. Lo sientes? Es un ventilador a pilas. A muy bien, dije. Si pero nos quedaremos sin aire dentro de poco tiempo. Toca mi corazón late muy fuerte, me dijo. Eso es amor le dije. ja ja Si, es amor por ti! me dijo . Sarita R. no bromees si apenas nos conocemos.
Siento que te conozco de toda la vida. Tal vez pienses que estamos compartiendo nuestros últimos momentos de nuestra vida. Ambas cosas y siempre tuve la fantasía de que quería terminar mi vida con un hombre al lado. Me dijo. ¿y tu? ¿y yo que? ¿y tu nunca tuviste la fantasía de terminar tu vida con una mujer al lado? La verdad que si, y mas estando en esta situación, contigo y encerrado en este maldito ataúd! Cuentame tus fantasías me dijo, no seas tímido...¿Que quieres que te diga? Siempre fui tímido. Cuentame por favor! Haz de cuenta que es mi última voluntad antes de dejar mi vida mortal en la tierra. Con un suspiro te daría un segundo mas de vida le dije. ¡Ay! ¡Que romántico! Anda cuentame... Mi fantasía era construir un reloj, un maravilloso reloj, que midiera y diera el tiempo, que fuese único, el mejor reloj del mundo, del universo entero... un reloj que diera la hora, los minutos, los segundos a todas las personas buenas que hay en el mundo. Personas dignas de llevar y lucir un reloj, no sólo en la muñeca. Un reloj que anunciara desastres como la llegada de meteoritos distantes a destruir nuestro mundo. Un reloj que no haga esperar a una mujer en su banco sino que la obligue a pensar que la vida es corta, que nuestro tiempo en la tierra nunca es mucho para cumplir todas nuestras fantasías y cumplir nuestros anhelos. Un reloj que no haga apurar a ese hombre que va a su trabajo a cumplir rutinas y luego vuelva a su casa cansado y hasta deprimido y stressado. Un reloj que simbolizara que el tiempo de los enamorados nunca se acaba sino que se disfruta a cada segundo transcurrido. Un reloj que afirme científicamente que la muerte se ha muerto, porque ahora comprendo que el reloj se ha detenido.


Es una linda historia, quieres mas a tu reloj que a mi. Mi reloj también tiene alma y sentimientos. Hay alguien dentro de el Sarita. No precisamente una persona, pero dentro de el hay sentimientos, un alma y hasta consciencia. Es un reloj inteligente, de última generación y moderno. Lo construí especialmente para eso, para que sea un reloj único, lamentablemente aún no pude ponerlo en funcionamiento, porque estoy aquí contigo. ¿Que me quieres decir con eso de... por que estoy aquí contigo? Que me dices que te quiero menos que a un reloj y no es así, yo te quiero así como sos Sarita, y a mi reloj lo quiero tal cual es, con su alma, sentimientos, consciencia y inteligencia. Tu tienes un reloj dentro Sarita, como yo, como todos, pero el reloj del que te hablo es único. Y tu relojito está allá afuera vivito y coleando y nosotros acá en este ataúd! No te pongas así Sarita. ¿Como quieres que me ponga? Pero te confieso que tu reloj empieza a caerme bien. ¿Eres relojero? No, No Sarita, pensé en construir un reloj. Ah, un inventor, no es lo mejor morirse debajo de un inventor? Cambiemos de posición si quieres. Mira, he perdido mis esperanzas no creo que salgamos de aquí. ¿Por que lo dices Sarita R.? Porque en vez de pedir auxilio, estas dándome conversación tonto! Nadie podrá oírnos Sarita. ¿De que estás hablando? El viejo cuidador del cementerio que nos golpeó y metió en este ataúd murió, tu por suerte estás viva. ¿Como que murió? Si, se llevaron al viejo en ambulancia porque le dio un ataque, y eso no es todo. Cerraron el cementerio, ya nadie visitará las tumbas abandonadas. Dicen que el lugar está maldito. ¿Cómo? Estás hablando con un fantasma Sarita.



Texto agregado el 24-10-2007, y leído por 404 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
02-11-2007 Muy amena historia donde la realidad y la fantasía se confunden en el escenario filósofico y psicológico de la vida abstracta y material de un mundo imaginario y fantasmal y a la vez real de dos personajes del sexo opuesto. Me gustó mucho leerte. Saludos. 5***** yetsenia123
24-10-2007 oh, oh, si bien hay algunas palabras blasfemas, te mereces mi puntiacion. Amen diosaperdida
 
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