A veces me elevo entre toda esta gente, buscando entre uno y otro el fin de las historias prometidas...

Caminando por la calle de abril entre las ojas que caen, sigo sin rumbo... Oprimido contra mi propia fuerza, sin poder hacer nada al destino improvisado en los dibujos del cielo.

Ahí, tratando de alcanzar los bosquejos que algún día soñé entre los dos, con las manos atadas al camino que elegí...

Y por las noches extraño tu piel, las sonrisas cómplices entre la misma gente, los abrazos bajo el laurel... Si he perdido esta guerra contra con la soledad es porque tu olvido se mezcla en los recuerdos y mis alma te llama mientras duermo.

Y si hoy prefiero dejar el sábado y su noche bajo la almohada es porque no quiero salir a respirar tu aire, a saber que estás aún presente, quizás en otros brazos, quizás en otras vidas, quizás a la vuelta de la esquina...

Mordiendo los labios del adiós que nunca mencionaste, escribo frío las mentiras que callaste, los versos que dijiste y la cruel tarde que te fuiste...