Cuando Eva se dejó convencer por la serpiente y comió la manzana procedió a convencer a su compañero Adán para que hiciera lo mismo. Comenzó así a expandirse una maraña de corrupción que hoy abarca a todo el mundo. La corrupción, entonces, nació con el hombre; no obstante, apenas hace pocos años se ha tomado conciencia sobre el escandaloso nivel que este fenómeno social alcanza.

Hoy en día se ha convertido en un fenómeno relevante, sin perder de vista que se sigue extendiendo por todos los niveles, despertando una conciencia nueva que dicta la necesidad de combatirlo. Para ello se han creado instrumentos de análisis que permiten conocer mejor las dinámicas propias de las prácticas ilegales. Hoy se sabe, por ejemplo, que la apertura de las fronteras a consecuencia del proceso de globalización permite que la corrupción sea exportada con mayor facilidad que en el pasado

La corrupción no conoce límites políticos ni geográficos, está presente en los países ricos, igualmente en los países pobres. Enormes recursos se sustraen de la economía, de la producción y de las políticas sociales; los costos recaen sobre los ciudadanos, porque la corrupción se paga desviando fondos de su legítima utilización.

La corrupción ha contaminado a todos los sectores sociales. No se puede atribuir sólo a operadores económicos, tampoco es exclusiva de los funcionarios públicos. La sociedad civil no está exenta. Es un fenómeno que atañe tanto a cada uno de los Estados como a los Organismos Internacionales.

La escasa transparencia en el manejo de las finanzas, la existencia de paraisos fiscales y la disparidad de nivel en las formas de combatirla, son factores que alientan la corrupción. Se ve también favorecida por la escasa colaboración entre los Estados en la lucha para perseguirla, por la excesiva diversidad de normas, la escasa sensibilidad de los medios de comunicación y por la falta de democracia.

Hoy la corrupción es tema que despierta mucha preocupación ya que también está vinculada con el tráfico de estupefacientes, el reciclaje de dinero sucio, el comercio ilegal de armas y con otras formas de criminalidad.

Si la corrupción es un grave daño desde el punto de vista material, además de provocar enorme costo para el crecimiento económico, sus efectos son todavía más negativos sobre los bienes inmateriales: influye negativamente en la relación gobernantes/gobernados, crea desconfianza respecto a las instituciones públicas, causa un progresivo menosprecio ciudadano por la política y sus representantes, con el consiguiente debilitamiento de las instituciones.

Se ha demostrado que existen nexos muy claros entre corrupción y carencia de cultura, entre corrupción y límites de funcionalidad del sistema institucional, entre corrupción e índice de desarrollo humano, entre corrupción e injusticias sociales. No se trata sólo de un proceso que debilita el sistema económico, la corrupción impide la promoción de la persona y hace que las sociedades sean menos justas y menos abiertas.

La corrupción tiende a perpetuarse cuando encuentra una situación de inmovilidad, cuando no se le combate antes de que alcance niveles de escándalo. De vez en cuando nos enteramos por los medios de difusión que determinado político, empresario o alto funcionario ha incurrido en casos de alarmante corrupción. Que ha podido reunir inimaginable fortuna al través de la corrupción, que ha violado todas las reglas y reglamentos en su provecho personal. Se le persigue con todo el peso de la ley; se le aplica castigo ejemplar, y de todos los sectores surgen voces de indignación. Incluso aquellos que estuvieron muy cerca del hoy corrupto, aquellos que se beneficiaron con él, ahora lanzan frases de desprecio, de vilipendio. Por su parte, el acusado, el despreciado y humillado corrupto se defiende con el argumento de ser un perseguido político.

Yo pregunto: considerando las circunstancias que le permitieron ser corrupto hasta que alguien decidió que tenía que dejar de serlo ¿no es cierto que se trata de un perseguido político? Argumentar que no se habían dado cuenta que era corrupto deja muy mal parados a quienes debieron tener el control de los recursos que administró, pero a ellos no se les persigue por negligencia, más bien, de la noche a la mañana ellos se convierten en perseguidores, porque de la noche a la mañana "se dieron cuenta", como si un rayo divino hubiera iluminado su entendimiento. Entonces, si se le persigue sólo porque un "rayo divino" dijo que era corrupto ¿no dice la verdad? Con todo y ser corrupto tenemos que aceptar que se trata de un perseguido político. Y termino con una pregunta que dejo en el aire, a la espera de respuestas: ¿Es así como se va a combatir la corrupción?



En Cancún, costa mexicana del Caribe