Tras los ojos perdidos en nada, tras la chica sentada viendo algo suspendido en el aire, tras la sonrisa de plástico que con facilidad se funde en el fuego. Allí se esconde la explicación de todo, el porqué de todas las preguntas de quienes la rodean y desconocen la frialdad de hoy. Porque ya no hay brazos acogedores ni cálidas sonrisas; no quedan minutos de conversación amena, no existen los suspiros dulces ni las caricias emocionales que la envolvían en su luz propia. Está apagada, demacrada y sin vida.

Después de una agotadora tarde, de una triste mañana y de una noche muy cálida la despertaron sus propias carcajadas. No era otro, no era el de sus sueños de infancia. Era el de su vida, haciéndola reir como nadie, la risa que emana del alma, la risa pura y fresca, la risa fuerte, intensa, que opacó incluso su dormir. Cuando abrió los ojos no había nadie a su lado, él no estaba... ella lloró. Y no hizo más que llorar.

Era miércoles y en una caminata con solo el roce de su mano él le contaba sus planes para las dos semanas entrantes. Ella estaba solida, porque faltó a su confianza, porque hirió toda su bondad otravez, porque era una nueva señal de que todo lo bueno no sirve, que al fin y al cabo la mayor probabilidad es que seas completamente desechable. Y lo respetó, muy a su pesar, con todo el dolor humano, con toda la tristeza divina que jamás había dado cabida su cuerpo. Iría solo, iría a reflexionar, a perderse en el brillo de los ojos de ella, ausentes. Iría a descubrir cuanto la amaba. Y no se cansaba... Le ayudó a hacer sus maletas.

No deja de llorar... Su llanto está plasmado en las almohadas que resisten el peso de sus lágrimas. Su rostro ya está marcado por el dolor, sus ojos se marchitan. Como si fuese un último respiro le suplicó que no se marchara, pero en un beso que intentaba ser dulce él la dejó. La dejó porque debía encontrarse, porque debía pensar y no en ella... La dejó y no regresó.

Hoy está muriendo, cada segundo de regreso en esas carcajadas que la despertaron para hacerla llorar, cada suspiro está perdido en la tierra que sostuvo sus pies, los pies cansados y la mente perdida y presente sólo en él, viva sólo en él.

Ya no hay punto seguido. Puso él un punto aparte. Vive y muere, sueña y ama, ya no ríe. Solo espera...

Ya sabes que pasó con sus ojos? ya sabes que pasa en su alma? puedes vivir con ella? puedes dormir con ella? podrías amarla alguna vez??