Solo cuando esta fiesta horrible termine. Cuando se apaguen las luces artificiales y vuelva a brillar el cálido sol.

Sólo cuando regrese el aroma a café con leche y las tostadas. Cuando los invitados se alejen junto a las riñas y los gritos. Cuando te llenes de tí otra vez, olvides los prejuicios y las ideas mal inventadas y recuerdes que te espero en el universo, en el aire que respiras y en la tierra que pisas.


Despiértame cuando la mancha azulada desaparezca de mi piel y deje de nublar tus ojos. Cuando termine la pesadilla y el dolor de tu piel contra la mía de la forma más inesperada y macabra, cuando el dolor y la ira visitaron tus sentidos, cuando olvidó el alcohol abandonar tu alma, cuando tus demonios pisotearon mi ángel y lo dejaron en el suelo.

Y ya me puse en pie y regresé a la calidez de mi cama, pero no estoy sana y te extraño. Sé que estás ahí. Ven y abrázame. Recordemos que solo es una pesadilla.

Despiértame cuando la fiesta termine, cuando todos se vayan y volvamos a quedar tú y yo abrazados.

Despiértame una y otra vez, aunque sea para recordarme que continúo soñando.